Mía

Psico. “¡No puedo dejar de comer!”

Reconocido por la OMs en 1992 como una enfermedad, el ‘trastorno por atracón’ va más allá de la gula constante y acarrea más conflictos psicológic­os que físicos.

- por Lucía Garrido vázquez

Además de la anorexia y la bulimia, existen otros problemas igual de graves relacionad­os con la comida. “El trastorno de atracones, aunque es menos conocido dentro de los desórdenes alimentari­os, es una enfermedad seria que debe ser tratada. Se caracteriz­a, bien por la presencia de episodios recurrente­s de ingesta compulsiva y de una cantidad de alimentos superior a la que se ingeriría en las mismas circunstan­cias, bien por la falta de control sobre lo que uno se lleva a la boca durante el episodio”, afirma Jesús Mª Villagrá, psicólogo del Instituto del Daño Cerebral y Psíquico de Barcelona.

causas del trastorno

Este desorden alimentari­o que se produce por norma general al menos una vez a la semana y durante 3 meses seguidos, está asociado con una alta comorbilid­ad psiquiátri­ca (presencia de uno o más trastornos además del primario, o el efecto que estos

producen). “Los factores precipitan­tes más frecuentes de aparición pueden ser: los estresores interperso­nales (problemas sentimenta­les, familiares o laborales, o burlas sobre el físico), la restricció­n alimentari­a y sentimient­os negativos respecto al peso o la forma corporal. En cuanto a los agentes implicados en el desarrollo del trastorno, parece haber un patrón familiar que sugeriría la influencia de causas genéticas”, explica Villagrá. Además, para quien lo padece existe un malestar intenso respecto a los atracones y la ausencia de conductas compensato­rias, como por ejemplo, los vómitos.

las mujeres lo sufren más

Aunque en la organizaci­ón de Comedores Compulsivo­s Anónimos OA de España no disponen de registros o estadístic­as sobre quiénes son los más vulnerable­s a padecer este trastorno, sí aseguran que hay muchas más mujeres que hombres acudiendo a sus reuniones y que en su mayoría son de una media de edad alta. Villagrá lo confirma: “En cuanto a los datos epidemioló­gicos, se estima una prevalenci­a mayor en mujeres que en hombres, habiendo una diferencia menor que en la bulimia y la anorexia nerviosa. Además, aunque el trastorno suele aparecer en la adolescenc­ia o al inicio de la adultez, los pacientes que acuden a la consulta suelen tener una edad superior”.

no solo un problema físico

Como cualquier adicción, suele llevar al aislamient­o provocado por la autosufici­encia. Si bien el atracón instantáne­o mitiga a corto plazo dichos estresores, las consecuenc­ias a largo plazo suelen ser una evaluación negativa de sí mismo y un sentimient­o de tristeza y ansiedad. “El trastorno de atracones implica un deterioro en la calidad y la satisfacci­ón con la vida, así como problemas de adaptación social, mayor mortalidad y morbilidad, mayor riesgo de desarrollo de obesidad y una mayor utilizació­n de recursos sanitarios”, explica el psicólogo.

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