EL FACTOR HORMONAL
La ghrelina u hormona del hambre es fundamental y su función se puede ver afectada por los niveles de ejercicio y los hábitos alimenticios. Se produce en su mayor parte en el estómago y sus niveles aumentan después del ejercicio o unas horas después de comer, para avisar de que necesitamos reponer nutrientes. Cuando la ghrelina está alta, los niveles de otra hormona, la leptina, bajan. Ambas hormonas volverán a niveles normales cuando nuestras necesidades de energía queden satisfechas. Sin embargo, si un corredor no repone esos nutrientes tras una sesión, los niveles de leptina permanecerán bajos y si se hacen crónicos nuestro cuerpo tenderá a ahorrar energía, de manera que quemaremos menos calorías y almacenaremos más grasas. Por eso, aunque el corredor crea que si no come va a perder peso y mejorar su composición corporal, lo que ocurre es todo lo contrario. Esto es una versión simplificada de por qué los corredores, aunque restrinjan las calorías o aumenten la intensidad de sus entrenamientos, no consiguen los objetivos de peso que se proponen.