LA CARRERA MÁS DURA DE MI VIDA FUE…
La primera Behobia-San Sebastián que corrí, con muy poco entrenamiento… Aún recuerdo en la última subida al alto de Miracruz el comentario de una señora a su marido cuando yo pasaba por su lado: “Mira este pobre, qué cara me lleva. Este no llega al final”.