BUSCANDO RESPUESTAS FISIOLÓGICAS
“Muchos autores de fisiología deportiva creen que es el entrenamiento, la alimentación y el entorno lo que juega el rol más importante en el deporte. El rendimiento en un deporte está determinado por los genes. La importancia de lo que nos rodea puede discutirse, pero no llega a superar el 20-25% del rendimiento. A pesar de que los humanos comparten alrededor de 40.000 genes, hay cerca de 500.000 componentes de genes o polimorfismo de nucleótidos, muchos de los cuales son más comunes entre personas de una determinada región geográfica que de otra. Un grupo de investigadores británicos ha concluido recientemente que los corredores de Kenia siguen una dieta pobre en proteínas pero también baja en grasas y, por contra, muy rica en carbohidratos. Orográficamente, Kenia y parte de Etiopía se van elevando de sur a norte y en el centro se forma una planicie de 2.000 metros que limita con el Valle del Rift, zona que utilizan los corredores para entrenarse habitualmente. El paisaje se encuentra entrecortado por una mole de 5.200 metros que es el monte Kenya, el segundo pico más alto de África. Otra de las causas por las que la etnia africana se muestra intratable en carreras de fondo se debe a sus extremidades inferiores. Son más delgadas y estilizadas que las de los europeos, lo que implica un menor consumo de oxígeno, explican los investigadores. Se calcula que gastan un 8% menos de energía que los demás para correr un kilómetro. Biomecánicamente la cadera se muestra más flexible y cuentan con una gran capacidad para almacenar energía elástica en el tejido conjuntivo del tendón de Aquiles y de los músculos tríceps sural (en el gemelo). Según un estudio del fisiólogo Tim Noakes, que puede convertirse en todo un clásico de la Fisiología del Ejercicio, se concluye que las diferencias (y por tanto, el secreto de la superioridad de los corredores africanos) se limitan a tres aspectos: los atletas africanos presentan una mayor actividad enzimática oxidativa a nivel muscular; poseen mayores concentraciones de enzimas aeróbicas dentro de sus células musculares tipo IIA por sus entrenamientos de fondo por encima del 80% de la capacidad pulmonar máxima -por lo que tardan más en acumular lactatos en sangre-, y por último, son capaces de prolongar más la fase final del esfuerzo antes de alcanzar la fatiga. En base a estos datos y desde el punto de vista de la ciencia tengo que rendirme a la evidencia y pensar que el día en el que los corredores africanos del este se pasen en masa y se adapten a la técnica del trail, coparán las primeras plazas. No sé si en solitario o compartiéndolas con los atletas que dominan actualmente el panorama mundial”.