¿Dominarán los africanos el trail?
Todos nos lo hemos preguntado alguna vez. ¿Y si los kenianos, etíopes y eritreos decidieran dar el salto al trail, qué pasaría? ¿Arrasarían de la misma forma que en las maratones de asfalto? Buscamos las respuestas con expertos en la materia. Sus opiniones son muy concluyentes.
No son pocas las horas de tertulia que se han invertido en discutir del asunto. Y la mayoría de las opiniones coinciden. La respuesta de casi todas las personas posicionadas para arrojar luz al tema es que sí, que los africanos dominarían el trail igual que lo hacen en todas las disciplinas de fondo del atletismo. Sentenciar de esta manera en la primera línea del reportaje es como destripar un libro abriendo la última página, pero este puzzle es mucho más complejo que una novela y, al final, todo son opiniones. ¿Habrá un ‘Gebreselassie’ capaz de destronar a Kilian Jornet? Tal vez ya exista y responda al nombre de Petro Mamu. Pero es mucho decir. Hablamos de un eritreo que no alcanza el metro sesenta de altura y que llegó de rebote a las carreras de montaña. Cuenta sus apariciones por victorias y aunque en España todavía no hemos podido verle correr, en países como Francia o Italia ha dado verdaderos recitales. Católico acérrimo, dedicado a labores de granja durante toda su infancia, creció en un pueblecito a 2.400 metros de altitud. Sería como criarse en Peñalara. Siendo apenas un adolescente viajó hasta Europa para intentar convertirse en un atleta de éxito y ganar dinero para su familia. No lo consiguió. Sus tiempos sobre el asfalto eran espectaculares pero insuficientes para hacer caja: 28:45 en 10 km y 1h:02 en media maratón. El sueño de Petro parecía desvanecerse, pero entonces encontró una ventana donde su potencial sí bastaba para subir a los podios: el trail running. En el 2012 se proclamó campeón del mundo de Carreras de Montaña de la WMRA, pero realmente fue en la prestigiosa Limone Extreme del 2014 cuando su nombre se inscribió con letras de oro en el ‘Libro Gordo del Trail’. Hay victorias que valen más que cualquier título mundial, y este es el mejor ejemplo. Subiendo al monte Carone -techo de la carrera- el eritreo logra ponerse en cabeza y aventajar en dos minutos a su perseguidor, un chico vestido de rojo, con ropa minimalista y semblante impasible. Mete otros cuatro minutos al ídolo local, Marco De Gasperi. Quedan pocos kilómetros para la meta y todo va a decidirse en un técnico descenso donde más que los pulmones prima la habilidad. Nada cambia. Mamu baja sorteando las piedras del camino y manteniendo la distancia con Kilian, que aparece en la meta treinta segundos más tarde que el africano. Aquel día pudo marcar un antes y un después en la historia del trail running. Aún no lo sabemos. Un eritreo vencía por vez primera al mejor corredor del mundo en montaña, en un trazado muy técnico y en una prueba que servía de cierre al circuito de las Series Mundiales. Petro Mamu jugaba fuera de casa, en un terreno que no es el suyo, y ganó. No solo a Kilian, también a David Schneider, a Marco De Gasperi, a Manu Merillas, a Tadei Pivk y a Aritz Egea, entre otros. Había mucho nivel.
Una amenaza que ya es real
La historia de Petro Mamu es prácticamente un caso aislado, pero demasiado llamativo. Al verano siguiente reaparecía en otra de las pruebas más prestigiosas de Europa, Giir di Mont, a la que algunos llaman la ‘Zegama italiana’. Allí, en los montes de Premana el eritreo confirma que lo de Limone no fue flor de un día. Ganó y batió el récord del trazado de 32 kilómetros en el que años antes corrieron y vencieron Kilian Jornet y Tofol Castanyer, entre otros. Un crono de 3h 05:59 que a día de hoy sigue siendo la plusmarca vigente de la prueba italiana. Su última aparición fue la pasada temporada en la mítica Sierre Zinal. Bien es cierto que aquel día la prueba francesa no tuvo su nivel habitual, pero Petro Mamu volvió a imponerse a toda la pléyade de atletas europeos especialistas en este tipo de carreras técnicas. Ojeando la clasificación con más detenimiento, encontramos otros dos atletas africanos en los puestos de arriba. Los kenianos Robert Surum y Isaac Kosgei fueron cuarto y quinto respectivamente. Es decir, tres africanos en el top-5 de Sierre Zinal. Da que pensar. Un año antes (2015) en esta misma carrera vencía en categoría femenina la keniana Wambui Murigi, otra absoluta desconocida para todo el mundo. Fue la única mujer que logró bajar de las tres horas y ganó con tiranía sacando más de cinco minutos en meta a Megan Kimmel, Elisa Desco y Stevie Kremer; más de diez a Yngvild Kaspersen; y más de veinte a Gemma Arenas y Christel DeWalle. Una barbaridad.
Una cuestión de dinero
Jerónimo Bravo es uno de los entrenadores españoles más prestigiosos y conoce muy de cerca a los atletas africanos. Los lleva preparando desde hace más de 15 años. Su mejor producto es sin duda Zersenay Tadese, plusmarquista mundial de media maratón. “Si encuentran alicientes en esta disciplina, dominarían casi todas las distancias igual que en el atletismo. Una carrera como el UTMB, de 160 kilómetros y no demasiado técnica, es perfecta para ellos”, nos dice. Jero sabe de lo que habla. Fue entrenador de Yohannes Mesfin, un eritreo que en el año 2004 se proclamó subcampeón del mundo de Carreras de Montaña de la WMRA, solo superado por el neozelandés Jonathan Wyatt. El terreno técnico podría ser en primera instancia el principal inconveniente en la adaptación de los africanos al trail running. En todo caso, sería cuestión de tiempo. “Una vez te acostumbras a los baches, lo que manda es el motor. Un atleta como Petro Mamu que tiene 28:45 en 10 km corre más que un especialista en montaña que seguramente no bajaría de 30 minutos en asfalto”, sentencia el preparador madrileño.
La falta de importantes premios económicos en las carreras de montaña es lo que todavía mantiene a los kenianos, etíopes y eritreos lejos de nuestra disciplina. Para ellos no es rentable. “No les pagarían ni el viaje. Además, en el trail running son las marcas deportivas las que tienen los principales equipos y no veo a una de estas empresas patrocinando a un atleta africano”, asegura Jerónimo. Aun así, nos confiesa desde su experiencia que en Eritrea existe cierta pasión por las carreras de montaña, mucha más que en otros países de la zona como Kenia, Etiopía o Uganda. En la misma línea de opinión se mueve Marc Roig, atleta de alto nivel nacido en Cataluña y residente en Kenia desde 2015. “Con la práctica mejorarían en terrenos técnicos, pero aquí muchos han empezado a correr descalzos por caminos y prados. No son lugares tan abruptos pero tampoco uniformes. Lógicamente la economía de carrera tan eficiente que poseen se vería perjudicada por esos movimientos irregulares y poco circulares que se hacen en el trail”, comenta. También tendrían que modificar su entrenamiento para darle más importancia al trabajo de fuerza. “Eso es fácil, sus cuerpos están capacitados para adaptarse. ¿Quién se imaginaba hace unos años a un kalenjin siendo campeón del mundo de jabalina?”, se pregunta. Marc apostaría por los africanos en pruebas de ultra-trail “y más cuanto más corribles sean”, pero tiene muchas dudas sobre ese posible éxodo de los africanos a la montaña. No lo ve claro. “La falta de dinero es un gran problema. ¿Quién paga el primer viaje de avión? ¿Y el visado? El corredor keniano no lo hará, necesita un manager que lo consiga y tampoco veo a los organizadores por la labor de dar la bienvenida a los africanos”, afirma sincero.
Nacidos para correr
Como decíamos al principio, son muchas las tertulias de sobremesa en las que se discuten los motivos de esa supremacía de los africanos en disciplinas atléticas de fondo. Y parece que sobran los argumentos: la cultura del sufrimiento, la elasticidad de sus fibras musculares, la genética, la altitud a la que nacen, crecen y viven… Arturo Casado es uno de los mejores atletas de la historia del mediofondo español y, aunque muchos no lo saben, también Doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Gran conocedor del mundo del atletismo y de los africanos, tiene muy claro que “son muchos los factores que indican que sería un éxito casi asegurado. Por un lado, la mayoría de los corredores kenianos de larga distancia han nacido en un área de Kenia del Valle del Rift, cerca de la frontera con Uganda, que se encuentra a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar. Aunque se la considere una altiplanicie, os puedo asegurar que lo único que no hay son explanadas. La mayor parte de los mejores maratonianos actuales están acostumbrados a entrenar en un terreno de cuestas continuas y en muchos casos de gran inclinación.
Por la altitud y las cuestas, este lugar es mucho más parecido al circuito de una carrera de montaña que al de una maratón”. Y prosigue: “Por tanto, esa parte del entrenamiento específico que requiere cualquier actividad deportiva es algo que tendrían en las puertas de sus casas y para lo que se han habituado desde antes de nacer. El hecho de que hayan nacido en altitud les otorga un mayor nivel de VO2 máx. (cantidad máxima de oxígeno que el organismo puede absorber, transportar y consumir en un tiempo determinado) durante el resto de sus vidas. Esta variable es determinante a la hora de establecer el rendimiento en las carreras de montaña. Y por otro lado, todos sabemos lo que los corredores kenianos han logrado en el atletismo y más concretamente en las pruebas de media y larga distancia. Sus registros son espectaculares y predicen un rendimiento casi inhumano en cualquier ámbito deportivo que suponga el acto de correr a pie”. Escuchándole hablar, cuesta contradecirle. Arturo ha competido en numerosas ocasiones con atletas africanos y sabe de lo que son capaces. También reconoce –como Marc y Jerónimo– que el principal motivo por el que no han dado el salto al trail es económico. “La lucha por la supervivencia en estos países africanos es muy dura. Gracias a la tradición atlética que trajeron los ingleses a principios de siglo XX, en la colonización, aprendieron a entrenar correctamente y atisbaron un medio de vida que les reportaría más dinero que el cultivo. Esa es la explicación del fenómeno keniano y de por qué hasta día de hoy las carreras de montaña no han supuesto un objetivo serio para ellos. No tienen el premio económico que dan las maratones de asfalto”, nos comenta. ¿Y si algún día cambiara y el trail pudiera dar premios similares al atletismo? Arturo lo tiene claro: “Básicamente las carreras de montaña se llenarían de africanos que arrasarían y se llevarían la victoria y el dinero a casa. Grupos de entrenamiento tampoco les faltaría porque allí son miles los que intentan ganarse la vida así y eso les hace ir a intensidades endiabladas”, sentencia. De hecho, el propio atleta madrileño nos desvela un estudio científico de Onywera en la Universidad de Kenia donde se entrevistó a los mejores corredores kenianos del momento preguntándoles por las razones para dedicarse al entrenamiento. Los resultados no engañaron: el 14% lo hace por la gloria olímpica, el 18% por creer que posee talento, otro 18% por tradición y un mayoritario 33% respondió que el motivo principal de su duro entrenamiento diario es el dinero.