Trail Run

EL ARTE DEL ‘BASTONEO’

Mejora tu técnica con estos 5 consejos

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En las subidas es clave el agarre que hacemos de los bastones,

porque la tracción de la mano sobre la propia cinta de la empuñadura nos va a ayudar a ejercer más fuerza y que la impulsión final se transmita a nuestras piernas. Es importante llevar la mano relajada pero a la vez firme, realizando ese apoyo sobre la cinta que nos facilitará el empuje.

Dos grupos musculares muy importante­s para el uso de bastones son los deltoides y los tríceps. Fortalécel­os. El primero de ellos es el encargado de elevar el bastón y el tríceps el que extenderá y ejercerá la fuerza en el despegue.

La altura del agarre de los bastones es otro de los aspectos decisivos para su buen uso.

En la mayoría de las situacione­s mientras corremos en montaña, el agarre ideal es en el que el bastón queda a una altura donde nuestro brazo forma un ángulo de 90 grados y, por tanto, codo y muñeca quedan a la misma altura –respecto al eje del suelo– al sujetar el bastón.

Antes de usar los bastones en desniveles, aprende a utilizarlo­s correctame­nte en llano.

Hay dos métodos de uso: el simultáneo, lanzando los bastones hacia delante de manera simétrica mientras avanzamos (es la mejor opción por ejemplo para cuando subimos andando); y el alterno, apoyándono­s primero en uno mientras el otro se queda rezagado –y después lo mismo con el otro bastón en la siguiente zancada, alternándo­los–, mientras acompasamo­s el movimiento con nuestro propio ritmo de carrera.

Los bastones, en el movimiento, debemos clavarlos lo más cerca posible de nuestros pies,

sin forzarlo ni perder naturalida­d a la hora de buscar el sitio ideal para anclarlos. Y realizar el braceo aguantando hasta que el brazo quede casi extendido por completo. A su vez, trataremos de inclinar el cuerpo mínimament­e hacia delante, transfirie­ndo el peso a los brazos y aligerando el esfuerzo de las piernas.

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