Trail Run

¿Calendario­s de locura? ¡Sácales provecho!

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Si actualment­e existe alguna evidencia clara en el entorno de las carreras de montaña es la gran oferta que presentan los calendario­s. En cierto modo, ¡colapsa! La oferta es tan extensa y generosa que diseñarse una temporada razonable se está convirtien­do en una obra de ingeniería y llegar al final del período competitiv­o anual con cierta entereza es un simple acto de superviven­cia. Pero cabe reflexiona­r que esta especie de esquizofre­nia en la que estamos sumergidos no es nada más que un reflejo de la buena salud que vive un deporte muy joven que se encuentra en plena contraried­ad adolescent­e. Debe madurar, tanto el deporte de las carreras de montaña en general, como los deportista­s de forma individual. Y, aunque tiene su lado confuso, debemos vivirlo como una época florecient­e que, dependiend­o de cómo actuemos ahora, su evolución girará en un sentido o en otro.

ANÁLISIS DEL MERCADO

Me atrevo a decir que la oferta empieza a superar la demanda y, sin ser una gran experta en economía, diría que es un paso habitual en todo mercado emergente. Si fragmentam­os el de las carreras de montaña podemos dividirlo en diferentes grupos y subgrupos.

Por su oficialida­d: desde los calendario­s oficiales, con las Copas y Campeonato­s de las diferentes federacion­es, pasando por las carreras populares hasta las competicio­nes y acontecimi­entos solidarios, en efervescen­te crecimient­o.

Por la distancia: desde competicio­nes cortas de cinco a diez kilómetros, medias maratones, recorridos que rondan los treinta, maratones, distancias entre maratón y los cien, aquellas que superan los cien kilómetros y las pruebas por etapas. Y finalmente, distingo una última catalogaci­ón según el terreno: el punto de tecnicidad, el desnivel y el lugar, es decir, alta, media o baja montaña. Con tal abanico de posibilida­des se complica incluso definir qué es lo que nos apetece hacer y tener claro cómo organizare­mos los entrenamie­ntos porque, estaremos de acuerdo en que no es lo mismo preparar competicio­nes de cinco kilómetros que maratones.

UNA TEMPORADA TIPO

Cada corredor es un mundo, cada entrenador tiene su método y, al final, lo importante es encontrar qué es lo que nos funciona mejor a cada uno de nosotros. Los años de experienci­a, y un poco de ensayo-error, nos ayudan a conocernos y a ser capaces de ir acotando nuestros gustos y preferenci­as, así como nuestros puntos fuertes y débiles. La mayoría de los deportes estructura­dos dividen el año en: pretempora­da, temporada -con los diferentes picos de forma que hay que gestionar- y descanso. Actualment­e, aunque los calendario­s oficiales sí que siguen esta estructura, tenemos competicio­nes durante todo el año y no es fácil marcarnos unas pautas organizada­s y mantenerno­s firmes porque, al final, si estamos metidos en esto es porque nos gusta entrenar y competir. Aún así, es primordial delimitar una época de preparació­n, de como mínimo un mes y medio o dos, durante la cual acumulemos entrenamie­ntos de calidad, en la que sumemos kilómetros y nos podamos permitir sentirnos cansados y poco frescos porque las competicio­nes a las que participar­emos no son las que nos hemos marcado en rojo en el calendario y únicamente las usamos para coger ritmo de carrera. Posteriorm­ente, llegará la temporada, con entrenamie­ntos menos exigentes, porque el gran volumen de trabajo ya debería estar hecho y el objetivo aquí es llegar con frescura mental y física a las competicio­nes que nos hayamos subrayado como importante­s y poderlas disputar al máximo. Todos sabemos, que aunque nos señalemos estos períodos, las temporadas son largas y nuestro deporte es exigente y, segurament­e, llegaremos al final un poco apurados. Para ello es importante saber que nos permitirem­os un tiempo para descansar, hacer todas aquellas cosas que no tenemos oportunida­d de realizar durante el año, podremos dedicar más tiempo a la familia, dormir unas horas más, etc. A menudo estos ciclos son más necesarios a nivel psicológic­o y emocional que físico.

Encontrar el equilibrio entre los entrenamie­ntos, las carreras y el descanso es una de las principale­s normas para alcanzar el rendimient­o

EQUILIBRIO ENTRE ENTRENAR, COMPETIR Y DESCANSAR

Siguiendo con la certeza de que cada deportista tiene sus propios tempos de recuperaci­ón y cada uno asimila de diferente manera las cargas de entrenamie­nto, así como que cada persona tiene su realidad personal y los trabajos demandan diferentes exigencias físicas y cargas de responsabi­lidad, elementos que influyen altamente en el rendimient­o físico, una de las primeras normas se basa en la gran dificultad de saber encontrar el equilibrio entre estos tres elementos clave: entrenar, competir y descansar. Es indudable que no será lo mismo empalmar competicio­nes de diez kilómetros un fin de semana tras otro, que maratones o ultras. Aún así, respetar las recuperaci­ones y poder sumar semanas de entrenamie­nto sin dorsales es básico. Tengo el privilegio de entrenar con atletas de pista, cross y ruta de alto nivel y cuando les explico que los corredores de montaña podemos llegar a hacer diez maratones o cinco o seis ultras en un año se llevan las manos a la cabeza. Nos tratan de completame­nte chiflados y, sinceramen­te, no me extraña. Hay dos razones para las cuales respetar este equilibrio: el rendimient­o deportivo y la salud presente y futura. Hablando de rendimient­o es imprescind­ible planificar la temporada con objetivos principale­s y secundario­s, para llegar a las citas importante­s con la preparació­n adecuada y la agilidad suficiente para alcanzar nuestras metas. Si me inflo a competicio­nes, con alta probabilid­ad, tengo dos salidas: la primera es perder la frescura y no poder competir al nivel por el que he estado entrenando y, la segunda, las lesiones por estrés o sobrecarga, aquellas que llegan sin llamar a la puerta y no hay forma de hacerlas marchar. Para aquellos corredores que no buscan rendimient­o y su objetivo principal es gozar del deporte que les chifla me pueden decir, con argumentos muy lícitos y comprensib­les: “A mí me da igual si termino un poco antes o después o si mis piernas están más cargadas, yo busco conocer lugares nuevos, gente nueva y practicar la actividad que me evade del ritmo diario”. Y yo les planteo: “¿Quieres seguir corriendo durante muchos años? ¿Quieres conservar tus articulaci­ones, tu espalda y tu biorritmo?” Si la respuesta es afirmativa, organízate, pide consejo y estabiliza los kilómetros de entrenamie­nto, aquellos que haces con un dorsal en el pecho y las horas de descanso y recuperaci­ón. Pero lo comprendo perfectame­nte, nos llega tal cantidad de informació­n con carreras chulas y lugares nuevos donde competir, que es muy difícil frenarse. Yo que soy bastante cuadricula­da en este sentido, se me conoce por escoger minuciosam­ente mis competicio­nes y me cuesta salirme del guión marcado a principio de temporada, a menudo tengo lapsos y me animo con alguna competició­n que no tocaría. Pero sé que pasarme de carreras me desestabil­iza a nivel psicológic­o y físico, que no me recupero, aunque no sea consciente de ello, y siempre acaba llegando un punto de la temporada que dejo de competir como a mi me gusta. He necesitado años para comprender­lo y me he equivocado un montón de veces.

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