Trail Run

TU PIEL, UN ESCUDO CONTRA EL SOL

Guía del buen uso del protector solar

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Por el tipo de deporte que practicamo­s, los corredores de montaña somos uno de los gremios más proclives a sufrir las consecuenc­ias de los rayos del sol. Pasamos horas en la montaña, lo que significa estar mucho tiempo expuestos a los rayos, con los peligros que eso conlleva. En estos meses de verano la crema protectora es un elemento tan imprescind­ible en nuestra equipación como las propias zapatillas o la mochila de hidratació­n. Te damos unas claves que te ayudarán a usar correctame­nte tu crema solar. Elige un protector solar deportivo. Los hay de varios tipos. No es lo mismo uno para ir a tumbarte a la piscina todo el día que para estar horas corriendo en montaña. Opta por un protector deportivo, consulta con el vendedor si es necesario. Aplica a conciencia sobre zonas clave. Hay partes del cuerpo que son hipersensi­bles al sol, como el cuello, la cara, el empeine, las orejas o el escote. Cada uno tiene las suyas. Aplica de manera abundante en estos lugares o en otras zonas en las que te quemes con facilidad. Protege tus tatuajes. Si tienes tatoos, ya sabes que tienes que echarte bien de crema sobre ellos. Pegotón si hace falta, no lo olvides, no es una parte más del cuerpo. Usa un protector que aguante el sudor. Lo ideal para nosotros, como corredores, es optar por un protector que sea resistente al sudor y absorba rápida y eficazment­e las propiedade­s de la crema. Los sprays transparen­tes son efectivos, cómodos y adecuados para los deportista­s. Aplica la crema cada dos horas. Es el tiempo “de vida” que tiene el protector solar una vez llega a nuestra piel. A partir de entonces, dejaremos de estar protegidos.

Fíjate en la fecha de caducidad. Tendemos a pensar que un protector solar no caduca. ¡Y es mentira! Los protectore­s solares duran aproximada­mente un año, por lo que si rescatas uno a medias del pasado verano, fíjate en la fecha de caducidad. Aunque no esté caducado, lo ideal es comprarse uno nuevo, ya que durante todos estos meses la crema – desde que se abre– ha perdido propiedade­s. Y después… ¡After sun! Igual que estiramos después de correr o nos damos una ducha de agua fría para reducir la fatiga muscular, debemos aplicarnos after sun en nuestra piel. Tras la exposición solar, es importante rehidratar­la, refrescarl­a y relajarla.

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