ODA AL ENTRENADOR
Quiero partir de esta declaración: me encanta correr por las montañas. Cuando comencé a correr, solamente quería explorar y tener aventuras en el lado salvaje. Aunque si nunca hubiera estado de voluntario en Hardrock, nunca habría llegado a este deporte. Por lo tanto, las carreras han sido muy importantes para mí desde el principio. También he de reconocer que soy muy competitivo. No quiero renunciar a ninguna de estas dos partes del deporte, la más aventurera y la competitiva. Con tan sólo 17 años descubrí que podía entrenarme en plan aventurero en las montañas y después competir al lado de los más rápidos en las carreras. Buena mezcla. Todo eso era muy bonito pero llegó un momento en que no podía seguir así, el deporte comenzaba a crecer y cada vez había más nivel competitivo. Necesitaba aprender de verdad cómo entrenar. Durante dos años estuve informándome y aprendiendo de todo el mundo. En otoño de 2011 entrené muy duro durante cuatro meses, cumplí 21 años el día de la carrera de The North Face Endurance Challenge Championships, en San Francisco. Esa fue hasta el momento la mejor carrera de mi vida llegando a terminar en segunda posición. En ese momento pensé que había tocado techo, no sabía cómo hacerlo mejor. Fue por esas fechas cuando le concedí una entrevista a una revista americana en la que decía que necesitaba un entrenador. Dos semanas después recibí un email de Jason Koop: “Hola Dakota. He leído tu entrevista, soy entrenador en el Carmichael Training Systems en Colorado Springs y me encantaría hablar contigo e intentar ayudarte”. No sabía nada de Jason Koop, no le conocía de nada, pero pensé que por hablar con él no iba a perder nada. Me daba miedo trabajar con un entrenador porque no me apetecía perder mi libertad. La verdad es que las conversaciones que tuve con Jason desde el primer momento fueron muy tranquilizadoras, me hizo sentirme bien: “Podemos trabajar juntos. Puedes decirme lo que necesites y lo respetaré. Hablaremos mucho para estar seguros de lo que estamos haciendo. Sólo quiero ayudarte”. Entonces decidí que probaría con Jason, me apetecía experimentar... por tres meses. Inmediatamente, mis entrenamientos cambiaron. El plan antes de hablar con Jason era correr cada día durante 3 horas y con todo el desnivel que pudiera meter, pero él me dijo que ya tenía bastante resistencia. “Tú necesitas correr rápido” me dijo. Vi su plan y me sorprendió: 5 series
de 5 minutos, y eso sólo para empezar... Mi decisión era firme, quería probar el plan y para saber si funcionaba o no, lo que tenía que hacer era ir hasta el final con ello. Aquel día hice las series y después me dolían mucho las piernas, pensé que si el dolor era un reflejo de mejoría, entonces iba por el buen camino, iba a mejorar mucho. Seguí el entrenamiento durante dos meses y pronto empecé a experimentar los cambios. Lo más difícil fue asimilar la fatiga, yo quería mejorar, pero después de unas semanas entrenando, mis tiempos aumentaban y la recuperación era más difícil. Cuando compartí esto con Jason, me desveló una de las claves de su filosofía de entrenamiento: tienes que aprender para hacerte mejor corredor. El significado de la frase lo conseguí aprender un poco más tarde. El objetivo del entrenamiento es acumular la máxima fatiga posible antes de que llegue el momento de la recuperación, entonces habría que descansar lo suficiente para recibir los beneficios del entrenamiento. En abril de 2012 corrí Lake Sonoma 50, una carrera de 85 kilómetros en California. Iba a ser el primer examen del entrenamiento de Koop y aunque me sentía en muy buena forma, también tenía miedo. No sabía lo que iba a pasar. Al final me di cuenta de que no debía preocuparme, mis sensaciones fueron magníficas, me sentí de maravilla durante toda la carrera y llegué el primero batiendo el récord de la prueba. Durante la noche después de la carrera pensé en la enorme suerte que había tenido al haber conocido a Jason Koop. El futuro estaba ahí mismo, ya que al mes siguiente correría en Transvulcania (La Palma) con algunos de los mejores corredores del mundo. De nuevo los miedos, nunca había competido allí y no sabía nada de lo que me esperaba. Me entrené a las órdenes de Jason todo lo que pude tras un pequeño descanso de 4 días tras Lake Sonoma. Tenía que cuidarme para evitar lesiones. Acababa de ganar una carrera y quería ver cómo podría hacerlo en una prueba de tanto nivel internacional. Llegué a La Palma el jueves antes de la carrera con otros corredores americanos invitados. No habíamos dormido mucho la noche antes, y para dormir bien esa noche sabíamos que necesitábamos evitar dormir la siesta durante la tarde. Por lo tanto, nos fuimos a nadar en el mar durante dos horas, después cenamos mientras disfrutábamos de un espectacular atardecer y ¡a dormir! Esa noche dormí durante 12 horas, así que la noche previa a la carrera, la del viernes, no tenía nada de sueño y cuando sonó el despertador pensé “Vamos, a por ello” Ese año gané en Transvulcania. Yo fui el primer sorprendido. Durante toda la prueba corrí con pasión y confianza, pero nunca pensé que podría llegar a ganar. En realidad estuve muy tranquilo durante toda la carrera, no sentía que iba a tope. Por alguna extraña razón aquel día fui el más rápido. Ahí está también la magia del entrenamiento perfecto: las mejores actuaciones son la resultante de mucho tiempo de preparación y el momento de la carrera no es muy diferente a todo el entrenamiento de todos esos meses previos. Ahora, 5 años después, yo sigo entrenando con Koop. No quiero a ningún otro. Jason ahora es fundamentalmente mi amigo y en segundo lugar, mi entrenador. Él trabaja con otros muchos corredores. Ahora mismo Jason Koop está a la vanguardia de los entrenadores más científicos de los Estados Unidos y, probablemente también del mundo. Estoy ilusionado por ver por dónde seguiremos mejorando.