Trail Run

La Épica hecha carrera

Si hubiera que explicarle a un niño pequeño lo que es la aventura y la épica en una carrera de montaña no tendría ninguna duda de que le hablaría de esta carrera. Cada año es distinta, mismo trazado pero múltiples variables con un denominado­r común: su in

- POR GOBITU BODE FOTOS: JESÚS DYAÑEZ

Este año no había nieve en ningún tramo del recorrido, lo que le quitaba cierta dosis de riesgo. También le quitaba todas esas dosis de hermosura que buscamos en esta carrera cuando estás atravesand­o el primer sector en el macizo del Cornión, donde en ciertos momentos sólo escuchas el propio jadear de tu respiració­n y el sonido de las puntas de los crampones tatuando el manto blanco del hielo. Los que conocemos la carrera vamos pensando durante los últimos metros de la primera gran subida hasta el Boquete, qué nos encontrare­mos en el abismo de la Canal de Mesones. Es algo indescript­ible de contar, sólo puedes experiment­arlo. Año tras año uno se molesta en vender la Travesera como "la madre de todas las carreras" y a veces no encuentras las palabras exactas que le hagan justicia. Este año la carrera de ultradista­ncia asturiana acogía el Campeonato de España de la especialid­ad, lo que atraía a tierras norteñas a algunos de los mejores corredores nacionales para llevarse un título que vale doble. Hasta ahora y en sus anteriores trece ediciones estábamos acostumbra­dos a ver los triunfos año tras año de los corredores "locales" a excepción de las victorias de Iker Carrera y Uxue Fraile. La presencia a última hora del americano Dakota Jones le daba un toque de exotismo hasta ahora desconocid­o a una prueba para los de casa. Los días previos a la carrera se mascaba un clima de tensión por poder demostrarl­e a los foráneos las excelencia­s de un paraje único en el mundo, un auténtico teatro de los sueños. A las 2 de la madrugada comenzaba la carrera con unos 15 grados de temperatur­a, lo que convertía el primer tramo de subida por el bosque de Covadonga en una caldera. Me atrevo a decir que este tramo que ocupa los kilómetros tres y cuatro en muchas ocasiones llega a ser determinan­te, porque con las prisas sales a campo abierto y te enfrentas a la realidad que no es otra que las temperatur­as de la alta montaña. Las diferencia­s de temperatur­a alcanzan en este cambio de rasante los 15 grados. A los lagos ( km 11) llegaban el grupo de favoritos entre los que estaban Manuel Nestar, Iván Cuesta, Javi Domínguez, Julen Martínez, David Castán, Manuel Anguita, Dakota Jones y Sebas Sánchez. Eva Moreda empezaba a mostrarnos destellos de por qué es una de las mejores corredoras del mundo y pasaba con Mercedes Pila con unos minutos de ventaja sobre Sofía García, Marta Escudero y Leire Martínez. Ya desde aquí salían a cielo abierto donde se podían contemplar algunas de las más bellas imágenes de la carrera; la silueta de las esbeltas cumbres del macizo occidental regadas por los rayos de una luna llena que inundaba de luz las ilusiones de todos aquellos que se adentraban en un mundo desconocid­o.

EL PREMIO: AVISTAR EL PICO URRIELLU

La serpiente de luces rojas y blancas iba avanzando con paso firme, ya que la ausencia de nieve te dejaba correr sin dificultad hasta el inicio de la Canal de Mesones; aquí el trazado cambiaba por completo. Una primera parte hasta la mitad de la canal donde en las estribacio­nes al sedo de mesones tener un despiste puede ser mortal. La destreza en la bajada hizo que el americano Dakota llegase a Caín seguido de los dos corredores más en forma de la zona, Iván Cuesta y Manuel Pérez Nestar en un

estratosfé­rico tiempo de 3h 49'. Por detrás el resto de primeras espadas más conservado­ras a tenor de lo que les venía encima y que ya se vislumbrab­a en el tramo de bajada con las primeras luces del alba. ¡Qué espectácul­o de amanecer! La corredora balear seguía asestando segundos de diferencia sobre la corredora ecuatorian­a y un par de decenas de minutos sobre ese grupete de favoritas. Por delante la canal de montaña más larga de la península; llegaba Dobresengo­s con sus 1.900 positivos en apenas 7 km. Aquí el lebaniego Iván Cuesta lanzaba su letal ataque para llegar al zenit de la horcada de Caín (2.340 m) en solitario. Aquí tienes que pararte un segundo y contemplar el emblema de la Travesera: el Picu Urriellu o Naranjo de Bulnes. Merece la pena dejarte los riñones en esta dantesca canal de subida si el regalo que recibes es esta bella estampa. Aquí empezó todo. Este punto del recorrido le da sentido a todas las horas que te has dejado por el camino. Una vez llegado aquí te dejas llevar para llegar al refugio de Urriellu donde está el avituallam­iento a pie de pared. Aquí el corredor cántabro y unos de los candidatos al triunfo final llegaba con 7 minutos de diferencia sobre Javi Domínguez y apenas unos segundos de diferencia con Sebas Sánchez, Tito Parra, David Díaz y David Castán. Nada cambiaba en categoría femenina a no ser el incremento de la distancia entre corredoras. Eva María seguía con su "modus imperatus" y llegaba a este punto en la 29ª posición de la general ya con 9 minutos sobre Mercedes Pila. Por el camino y debido al calor iban quedando los primeros cadáveres. La ausencia de nieve y las altas temperatur­as fueron determinan­tes para que la leyenda que acompaña esta carrera se agrandase a cada metro. Estábamos en el corazón del macizo central en una zona donde todas las siluetas más esbeltas de los Picos de Europa rodean a la gran mole de piedra caliza para rendir su silencioso homenaje a todos aquellos que desafiaban las leyes de la épica. Una dura pero hermosa subida a la Collada Bonita (punto más alto de la carrera) nos obliga a girar 180 grados para dar las gracias obligadas antes de emprender la interminab­le Canal de las Moñetas que nos acercaría al km 47 de carrera en las Vegas de Sotres. 29 grados esperaban el paso de los primeros corredores. La espigada figura del corredor cántabro aparecía a las 9h 41' de la mañana. Javi Domínguez llegaba pisando los talones y le recortaba 2 minutos. Empezaban los nervios. La lucha por la tercera plaza se apretaba con la entrada en escena de Manuel Anguita. Y mientras tanto seguíamos con el derroche de fuerza de la corredora del Inverse que iba escalando posiciones en la clasificac­ión general y aumentando la distancia sobre Mercedes, Leire, Marta y Aitziber. LLegados a este punto se enfrentaba­n al tramo clave de la carrera. La mezcla de calor, sueño, agotamient­o pero también emoción, satisfacci­ón y todas las bellas estampas grabadas en la retina forman un cocktail único antes de emprender la demoledora Canal de Jidiellu. Es el calificati­vo que más le hace justicia. Una vertical de 1.100 m en apenas 3,5 km en toda regla con tramos que alcanzan el 50% de desnivel y que hacen que te replantees lo que estás haciendo. Año tras año vemos a decenas de corredores darse la vuelta en este punto porque es infranquea­ble. Yo estaba en lo más alto de la canal y puedo dar buena cuenta de ello. Las cosas por delante se apretaban. Iván aparecía trepando

los devastador­es metros finales que asomaban al Collau Valdomingu­ero con 2’50’’ sobre el corredor de le Euskal Selecioak. Las espadas estaban en todo lo alto. A 9 minutos asomaba la clase de Manuel Anguita que se marcaba la ascensión más rápida de todos los participan­tes y recortaba 10 minutos con la cabeza de carrera. La emoción por todo lo alto; la fuerza y la raza del corredor local contra la rapidez de dos galgos que venían con la sangre en la boca. Tito Parra y el jovencísim­o corredor cabraliego David Díaz al acecho. Y de repente aparece la figura de Eva María Moreda en la posición 25 de la general como si no fuese la cosa con ella. Tranquila y con 19 minutos sobre Mercedes Pila, 40’ sobre Leire Martínez. 4ª plaza para la corredora asturiana Marta Escudero que nos dejaba la única sonrisa que salía por ese agujero. Sabía que lo tenía a tiro. El corredor que llega a este punto de carrera sabe que salvo catástrofe la Travesera "Ta fecha". De aquí hasta meta vienen dos kilómetros incómodos de bajada hasta el Refugio de Andara y otros dos de pista hasta el último avituallam­iento antes de llegar a la codiciada meta. Si eres capaz de llegar con piernas al Jitu de Escarandi empieza una nueva partida. En este caso así fue. Javi Domínguez llegaba con sólo un minuto de retraso pero en el tramo más corredero de la carrera hizo valer su condición de atleta para rebasar a "Iván El Terrible" y endosarle otros 7’30’’ en meta para alzarse con el Campeonato de España y una de las victorias más importante­s y deseadas por él. Iván Cuesta se ganaba a pulso el subcampeon­ato y Manuel Anguita mantenía la plaza de honor para llevarse el bronce a pesar de sufrir en la bajada ante el empuje de los Tito Parra, David Castán y David Díaz que entraban en meta a pocos minutos de él. Y las chicas nos daban todo un espectácul­o de fuerza y estrategia rebajando 5 de ellas el record de Uxue Fraile. Eva María Moreda se proclamaba Campeona de España en una actuación memorable metiéndose en la 23ª posición absoluta y rebajando el récord en hora y media. La segunda plaza fue para la Mercedes Pila. El subcampeon­ato de España era para la corredora asturiana Marta Escudero que en un soberbio tramo final le arrebataba la tercera plaza a Leire Martínez que despejaba todas sus dudas para llevarse el bronce. Así pues la ausencia de nieve, la dureza ante este condiciona­nte, las altísimas temperatur­as y el alto nivel de corredores que venían a competir nos ha dejado la mejor Travesera de toda la historia de las 14 ediciones hasta la fecha y que sólo dos corredores presumen de haber completado todas: los dos corredores del "Avientu Solorunner­s" José Antonio Gutiérrez y Javi Peláez.

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