SOBRE EL CONCEPTO "FINISHER"
Declaraciones de Fabián Roncero: "He visto a gente que no podía hacer un 5.000 a menos de 5 minutos el kilómetro y se ponían a hacer un 'trail' de 28 km para decir que eran 'finishers'. Hasta mi abuela es 'finisher' tardando 18 horas, ¿pero qué mérito tiene eso? Yo no se lo veo. Que acabes una prueba no significa que estés preparado para hacerla. Terminar, más despacio, puede terminar cualquiera. Eso no tiene ningún sentido ni mérito. El mérito es hacer deporte de manera adecuada, salvaguardando tu salud. Hoy en día hay mucho 'postureo' y es ridículo, parece que lo que importan son los 'me gusta' en Facebook". En su artículo, "Desmontando a los 'falsos finisher': la mentira de los desafíos extremos sin control", el ex ciclista Luis Pasamontes escribe: "Finisher no es el que termina o el que cruza la meta, como todos creemos. El finisher se construye mucho antes de terminar su reto, meses o incluso años antes de esa prueba que persigue. El finisher ha de estar rodeado de un buen equipo, al igual que el deportista profesional. Uno no puede estar en su casa tranquilamente y al ver algún mensaje cargado de mentira en redes sociales o algún reportaje en nuestro canal preferido de televisión, ponerse unas zapatillas o coger una bici para lanzarte a lo desconocido". Después de leer estos dos testimonios, creo que somos muchos los que nos damos por aludidos. Al menos, quien esto escribe. Y, por alusiones, debo decir que Fabián Roncero y Luis Pasamontes tienen razón. Acabar una prueba de larga distancia en las últimas posiciones, al borde del fuera de control, tiene un mérito... relativo. Escaso. Siempre que me preguntan por alguna de estas carreras contesto lo mismo: "Si lo he hecho yo, lo puede hacer cualquiera. Ser 'finisher' no es nada. No te hace ni mejor ni peor". Y lo pienso de verdad. Y también estoy de acuerdo con ellos en el asunto de la salud, cuestión que tratamos con banalidad, pese a que terminemos las pruebas en buenas condiciones. Igualmente me confieso subyugado y "engañado" por anuncios, publicidades, mensajes de falsos gurús y vídeos en los que te ponen un magnífico amanecer con la silueta de un corredor al fondo pero en los que no salen los deshidratados, ni los de los pies destrozados ni los que acaban en la tienda de los médicos, enganchados al suero, ni los retirados, tras haber pagado miles de euros en la inscripción de una prueba por etapas. ¿Hay que dejar el trail por estos mensajes de dos deportistas que saben de verdad lo que es el esfuerzo extremo? No. Ambos, en el contexto de sus palabras, lo único que hacen es apelar al mayor tesoro del ser humano: la salud. Y a una lógica que sirve tanto para correr la Transvulcania como para moverse en la oficina: el sentido común. Por lo tanto, no hay que dejar los desafíos. Simplemente, hay que entrenar mejor, hay que alimentarse mejor, hay que medir mejor, no hay que avergonzarse de una retirada, ni desesperarse por faltar al Ultra Trail del Mont Blanc. Y, sobre todo, dar un sentido al reto más allá del postureo, los "likes" o tirar de curriculum y fardar en la grupeta o en el club. Hagan caso a este viejo finisher, irresponsable muchas veces, y a los dos deportistas que ilustran este artículo con sus palabras. He llegado a hacerme amigo del tipo del coche escoba en la Titan Desert y del voluntario que va retirando las marcas de la carrera en la Transalpine. Faltaba por allí la abuela de Fabián Roncero. Soy "finisher". ¿Y qué?