De la montaña al barro
Es tiempo de crosses. Son muchos los corredores de montaña que aprovechan los meses de invierno para 'rebozarse' en el barro y entrenar de una manera diferente. Anna Comet nos cuenta los beneficios que tiene para el trailrunner esta disciplina atlética.
Me queman las piernas. Voy con el corazón desbocado. Empiezo a perder la referencia visual con el grupo al que me he cogido en las últimas vueltas y no porque me dejen atrás, sino porque me cuesta enfocar con nitidez. Estoy pegando cabezazos desde hace algo más de un kilómetro, lo puedo sentir, pero imposible de controlar… Empiezo a notar esa sensación de aguantar el sufrimiento, pensando que no podré dar un paso más, pero no dejo de encadenar uno tras otro. La cara se va retorciendo, esprinto los últimos metros, aunque es más a nivel actitudinal que de velocidad de movimientos. Freno en seco al cruzar la meta, aunque los organizadores nos empujan suavemente hacia delante para que no taponemos la zona de llegada. Apoyo las manos sobre las rodillas, el torso torcido hacia delante y la cabeza baja. Tengo el corazón que me sale por la boca y el estómago a punto de reventar. Cuando consigo rehacerme, incorporarme y andar levemente, me doy cuenta de que las demás chicas están en la misma posición que yo. Puede parecer extraño, pero cuando le coges el gusto a esa sensación, te vuelves un poco yonki de ella, crea absoluta adicción. Hace un año aproximadamente, en el número 19 de la revista, os relataba las mil maravillas del esquí de montaña como complemento invernal para los corredores de trail. Sinceramente, sigo pensando que es una de las mejores alternativas para este periodo fuera de competición o de pretemporada para todos nosotros, os animo a recuperarlo si no tuvisteis la oportunidad de leerlo. Este año quiero hablaros de otra opción que me tiene el corazón robado por diferentes razones. Se trata del cross, también llamado campo a través. El cross es una modalidad atlética con una transferencia excepcional para los corredores de montaña, incluso para todos aquellos que hacemos larga distancia en primavera y verano. Sí, sé lo que estás pensando: “el cross es seguir corriendo, no hay un entrenamiento cruzado como con la bicicleta o el esquí”. También intuyo que te puede pasar por la cabeza que esta disciplina es únicamente para atletas. Hablaremos más adelante de esto. El cross puede ser una buena alternativa invernal para aquellas personas que no les encaja el esquí por razones técnicas, económicas, de organización familiar, etc. Es ideal, en este sentido, para los corredores que no se atreven a esquiar porque, directamente, no saben. Para los que, en ese momento, no les es viable adquirir el material, bastante caro, por cierto. O para aquellos que no pueden permitirse conducir cada fin de semana hasta la nieve y dedicar toda la mañana al deporte o a los entrenamientos. Aún así, el esquí de montaña o la bicicleta no tiene porque ser un impedimento para hacer cross de la forma que os lo planteo, es decir, como complemento. Incluso la combinación de ambas disciplinas puede ser una emulsión explosiva. Y, esto del cross ¿qué es realmente? Se trata de una disciplina del atletismo. La mayoría de los atletas de pista y ruta la utilizan para lo mismo que nosotros, como previa a su temporada que empieza, más o menos, a finales de marzo. Es cierto que existen los especialistas del cross, pero la gran mayoría son pisteros o corredores de ruta. Las competiciones de cross se mueven entre los 3,5 kilómetros de las pruebas cortas hasta los 13 de las largas y, entre estas dos distancias, todas las combinaciones que se puedan imaginar. Se corre en circuitos que van sumando vueltas de entre 1 y 2 kilómetros e intercalan llano, subida, bajada, hierba y barro. Acostumbran a ser muy rompe piernas, rápidos y, sobretodo, muy emocionantes, tanto de competir como de seguir, porque vas viviendo (sufriendo) o viendo la evolución de los corredores vuelta a vuelta.
Es habitual que nos dé respeto introducirnos en este mundillo, lo vemos como muy “pro”, creo que a todos los que no venimos del atletismo tradicional nos ha pasado. Pero en los crosses a los que nosotros tenemos acceso a participar existe un abanico muy amplio de niveles y, ni mucho menos, daremos la nota. Para participar en estas pruebas tenemos dos opciones: sacarnos la licencia federativa de atletismo de nuestra comunidad autónoma a través de un club o competir en categoría open. No todos los crosses admiten corredores open, pero cada vez existen más que si permiten esta opción y está muy bien porque contribuyen en la popularización de una disciplina preciosa. ¿Qué beneficios le sacaremos? Buena pregunta y más después de la introducción que os he hecho de las sensaciones que se experimenta al final de un cross. Pensaréis… ¿qué necesidad tengo de castigarme de esta manera? La mejor respuesta sería que lo probarais y experimentarais vosotros mismos, pero voy a probar de argumentaros a nivel práctico el por qué de mi propuesta para este número. 1. Mantener la chispa competitiva y la motivación. Siempre he creído y, a nivel científico está estudiado, que no es bueno competir los 12 meses del año en el mismo deporte si le queremos sacar un mínimo rendimiento. Tampoco creo que sea bueno hacerlo 11 de 12 o, si me apuras, ni 9 de 12. Tanto nuestro cuerpo a nivel fisiológico y mecánico, como nuestra cabeza y motivación a nivel psicológico no pueden aguantarlo demasiadas temporadas. Pero también es cierto que, tras descansar unas semanas al terminar la temporada, es complicado ponerse a entrenar con los estímulos suficientes y la intensidad necesaria si no nos ponemos pequeños objetivos a corto plazo antes de llegar a nuestro calendario principal. Para éste, seguramente, puede que falten más de cuatro meses. 2. Cambiar de disciplina, ponernos nuevos retos. Aunque, como ya he comentado, la esencia de mi propuesta sigue siendo correr, os prometo que el cross y las carreras de montaña son dos deportes sacados de diferentes planetas. En ningún momento tendréis la sensación de estar haciendo lo mismo. La forma de correr, los ritmos, el contacto con los demás corredores, los propios corredores, el ambiente, los circuitos, etc. Son muy distintos. Es tan nuevo que es estresantemente motivante, supone un reto desconocido a nivel mental y físico y, aunque nos encontremos corriendo y compitiendo (que visto así no cambia demasiado de nuestro deporte original), la desconexión con nuestras carreras habituales es enorme. ¡Lo prometo! 3. Aprender a correr rápido y notar que podemos hacerlo. Los ritmos a los que se corren los crosses comparados con los que estamos acostumbrados a mantener en competiciones de montaña parecen, literalmente, de ciencia ficción. La primera percepción será que no podemos aguantar a ese ritmo, pero te encuentras allí en medio y, aunque te propongas salir un poco conservador… acabas metido en el grupo y corriendo como si no existiera un mañana. Es usual equivocarse con los ritmos, pasarnos al inicio y después sobrevivir hasta meta, pero aquí está la gracia y hay que tomarse estos pequeños errores con humor, se aprende mucho. Y, ¿por qué queremos aprender a correr rápido si no lo haremos en nuestras pruebas? Es una cuestión de ahorro de energía. Una de las cosas que experimentas a base de hacer crosses es que eres capaz de mantener ritmos altos, asfixiantes, bastante más allá de lo que imaginabas. Cuesta un proceso llegar a esta conclusión y creérnosla, hay que ser paciente, pero acaba llegando. El día que lo conseguimos, sabemos que podemos salir fuertes y colocarnos bien en carrera sin que nos suponga un desgaste grande o un estrés extra. Y en carrera, seguramente, seremos más conscientes de nuestras capacidades como corredores y conseguiremos mantener ritmos un puntito más altos con mayor comodidad. 4. Correr bien en llano. Estamos acostumbrados a escuchar que las competiciones se ganan subiendo y se pierden bajando. Pero, ¿y los tramos de llaneo, de falso llano, de enlace de una bajada a la siguiente subida? Estas partes acostumbran a ser nuestra perdición, son los trozos en que muchos de nosotros sufrimos demasiado y, en lugar de avanzar con ligereza y comer kilómetros cómodamente, salimos de estos fragmentos desgastados física y mentalmente. El cross, en esencia, es esto: tramos llanos, falsos llanos, subidas cortas, bajadas cortas y todo ello al mismo ritmo. Poco a poco, nos vamos acostumbrando hasta que un día nos encontramos en el kilómetro 25 de un maratón de montaña, llaneando cómodamente, moviendo ágilmente las piernas y con la sensación de recuperar un poco el aliento más que angustiarnos deseando que llegue la siguiente subida. 5. El atletismo es la base de nuestro deporte. Por fin vamos comprendiendo que las carreras de montaña, como cualquier otro deporte, necesita un entrenamiento estructurado, una preparación concreta y no, únicamente, salir al monte a respirar aire puro (que también es necesario, pero debemos equilibrar
estas dos concepciones). Cada día más, el entrenamiento para las carreras de montaña está cogiendo una dirección más atlética, con entrenamientos que se asemejan más a los corredores de fondo que a los montañeros. Con series largas y de velocidad, fartleks, trabajo de subidas, trabajo de fuerza, etc. Es evidente que competimos en un entorno de montaña, donde existe una situación concreta, normalmente, en altura, con condiciones meteorológicas que pueden ser exigentes y tramos técnicos. Pero tengamos en cuenta, y ya está empezando a pasar, que cuando un atleta se adapta a la montaña, aunque no todos lo consiguen porque a nivel muscular y técnico es muy exigente, difícilmente tiene rival. 6. Gestionar esfuerzos. ¿Cómo cuesta, verdad? Cuesta saber si nos pasamos, si nos quedamos cortos, si conservamos demasiado o si nos hemos tirado a un suicidio atlético asegurado. Una de las cosas que experimentamos en el cross, después de equivocarnos unas cuantas veces, es a gestionar estos esfuerzos. Es increíble notar como en un espacio tan corto de tiempo somos capaces de sentirnos surfeando la cresta de la ola, como en el pozo más profundo y volviendo a surfear. Lo bueno de la situación es que nos pasa de forma tan rápida e intentando correr a tal velocidad que no tenemos tiempo de compadecernos y retroalimentar las malas sensaciones, sencillamente seguimos corriendo y superando obstáculos hasta que lo integramos. Llegados a este punto, ya nos conocemos mejor a nivel deportivo. 7. Realizar entrenamientos de alta calidad. Nunca me he tomado el cross seriamente competitivamente hablando. Está claro que me pongo en la línea de salida con los nervios a flor de piel y cuando oigo el pistoletazo doy todo lo que hay dentro de mí, algún codazo incluido. Pero nunca me ha importado el resultado, más bien es un divertimento al que estoy cogiendo gran cariño. Un divertimento que, analizado en términos de entrenamiento, es mágico. Os lo voy a explicar con mi experiencia después de cuatro temporadas haciendo cross en invierno, desde que decidí dejar la competición de esquí de montaña. Me di cuenta que competir en invierno en carreras de montaña era excesivo, que la temporada se me alargaba demasiado, pero quería mantener mi motivación y mi ritmo de competición activos, así que decidí buscar alternativas. Probé suerte con el cross empujada por mis compañeros de entrenamiento que son atletas. Los fines de semana que compito en cross no cambio nada de mi entrenamiento, es decir, no me planteo la semana como precompetición. Al contrario, sigo con mis sesiones de calidad, mis series, mi trabajo de fuerza, mis rodajes, etc. Y cuando llega el fin de semana, combino una tirada media de esquí de montaña, de entre dos y tres horas, a ritmos bajos, para sumar y, el domingo, a competir a todo lo que den las piernas. Termino el fin de semana habiendo sumado horas de entrenamiento, algunas de ellas en altura y con desnivel y otras a con el cuerpo funcionando a toda máquina. El lunes un rodaje suave y reconstituyente y el martes a entrenar de nuevo como si nada hubiera pasado. Os aliento a probarlo, como mínimo a planteároslo. Se organizan crosses en muchos pueblos y ciudades de todo el país. Echadle un vistazo al calendario y animaros a probarlo. En el mundillo del cross somos especímenes desconocidos por completo, así que, aunque nos parezca que todo el mundo está pensando de dónde ha salido este bicho raro con calzado de montaña, ocurre todo lo contrario, pasamos bastante desapercibidos y nadie espera que lo hagamos mejor o peor. Son competiciones donde no nos jugamos nada, ni la ilusión, y son ideales para poner en práctica cosas que nunca nos atrevemos a probar por miedo a meter la pata después de muchos meses preparando según qué objetivos. ¡Lanzaros a la piscina, si no tiene agua, os prometo que no es demasiado honda, así que lo último que os haréis, es daño!