DIEZ AÑOS EN EL CORAZÓN DE ULTRA PIRINEU
Cuando recuerdo aquel octubre de 2009 en el que dimos el pistoletazo de salida a la primera edición, a veces pienso que no tiene nada que ver con lo que es ahora, y otras veces creo que no ha cambiado nada. Recuerdo que aquel primer año eramos cuatro quienes, a las órdenes de Joan Solá (el padre de la criatura junto con Pau Ylla), lo hacíamos todo: marcar, comprar los avituallamientos, repartirlos, subirlos a los refugios, montar las salidas y llegadas… ¡Todo! Y claro, como no dábamos abasto sacábamos tiempo de la noche. Resultado: casi 2 semanas durmiendo una media de 2 horas por noche. ¡Fue durísimo! Pero por otro no puedo evitar sonreír cuando lo recuerdo. Han pasado 10 años, y de 271 participantes -casi todos locales-, pasaremos a casi 4.000 para 2019, venidos de más de 50 países.
Y lo que empezó como una carrera de 84km se ha convertido en un evento internacional con 5 distancias para todos los perfiles de corredor. Desde la “Nit Pirineu” (KV) a la Ultra Pirineu (110K), pasando por la Mitja Pirineu (19K), Sky Pirineu (36K) y Trail Pirineu (56K).
Sin duda, el nivel de coordinación, profesionalización y de diversificación de tareas que tenemos ahora nada tiene que ver con el que teníamos por aquel entonces. Ahora somos más, tenemos mejores recursos y la experiencia que nos han dado estos 10 años. Pero, por otro lado, hay otras cosas que no han cambiado.
Por ejemplo siento los mismos nervios y emoción cuando damos la salida de la Ultra en la Plaza Porxada de Bagà. La banda sonora de ‘El Último Mohicano’ a todo volumen y Depa (otro que estuvo desde el principio) gritando “Arriiiiiiba” justo en el momento de la salida, aún me pone los pelos de punta. Tampoco ha cambiado para mi el hecho de ir a meta para ver llegar a los corredores a las tantas de la madrugada, y ver sus caras desencajadas por la emoción de haber logrado su reto, después de meses de entrenamiento y sacrificios. En aquel momento te das cuenta, más que nunca, de la responsabilidad que tienes encima. Piensas que no puede fallar nada, pero no solo por el prestigio de la carrera, su seguridad, los protocolos y todas las horas que le has dedicado durante un año. No puede fallar nada porque él o ella han entrenado durísimo para llegar a esta meta, e incluso han viajado cientos o miles de kilómetros para estar aquí. Le pones cara y nombres a los números y te das cuenta de la dimensión humana que hay detrás de la lista de participantes de la “Pirineu”.
O me sigue encantando igual que al principio ver el feeling que hay entre los corredores y nuestro personal y voluntarios. A veces tienes la sensación de que se conocen de toda la vida y me encanta ver eso. En 10 años hemos crecido muchísimo y Salomon Ultra Pirineu se ha convertido en una de las grandes carreras, pero creo que hemos sabido mantener el espíritu de carrera pequeña. Personalmente creo que este es nuestro mayor logro y del que me siento más orgulloso.