“HAY QUE DOBLAR MÁS LAS CAMISETAS Y MENOS LOS ENTRENAMIENTOS”
¿Qué momento de tu carrera deportiva guardas con más cariño?
El tercer puesto del UTMB, aunque al principio no sabía lo que había hecho. La verdad es que disfruté como un crío, pero fue después, cuando llegué a casa y empecé a recibir llamadas, cuando me di cuenta de toda la repercusión que tuvo. Lo recuerdo con muchísimo cariño. Y luego la primera victoria en un gran ultra que fue en el año 2011 en Transgrancanaria. Toda la carrera en sí fue increíble, disfruté un montón y después lo que me ha quedado de Gran Canaria desde entonces, la gente que conocí, lo que supuso ganar ese día… lo tengo ahí guardado en el corazón.
Pero lo que más me ha llenado ha sido la realización del GR11 en autosuficiencia, a mi bola. Fueron unas vacaciones en las que la gente me decía: ¿11 días? ¡Sí! Ha sido algo que hice a la aventura, sin preparar nada, me llevé cuatro cosas. Cuando estaba cansado descansaba, cuando quería correr corría y cuando quería parar paraba. Fue todo una aventura, yo solo ahí en el monte once días.
¿Qué reto o carrera se quedó en el tintero?
El Trofeo Kima, que por A o por B nunca he podido ir y es una carrera que en distancia y sobre todo téc-nicamente me parece una auténtica carrera de montaña, y ahí se ha quedado. No creo que la vaya a hacer. Lo que sí haré es el GR-22 de Córcega. No iría a batir el récord ni nada de eso, sólo hacerla en dos o tres días, pero en del mismo modo que el GR-11, a la aventura, llevando lo justo, parando cuando me apetezca parar y corriendo cuando me apetezca correr. Esa la veo más posible, porque no voy a dejar de correr y en unas vacaciones con la familia sí puede caer tranquilamente. Ahora mismo no sé si el récord está en 32 horas, nosotros la haremos en 60 y disfrutaremos el doble que el que la ha hecho en 30.
¿Qué has aprendido de todas esas vivencias?
He aprendido a conocerme, he aprendido a respetar la montaña, he aprendido que tenemos límites, que no se puede correr todo lo que se quiere, que hay que aprender a decir hasta aquí, que antes yo era de los que o me sacaban en camilla o no. Y que la montaña es mucho más que eso, incluso en una competición. Hay que ir a disfrutarla, porque es como las grandes expediciones, la montaña te va a poner en tu sitio, te va a decir si puedes seguir o no, hasta dónde vas a poder correr, y si no se puede, no se puede, no pasa nada, se para y te vas a casa. Y si no se para, se recupera, se le da la vuelta al cuerpo y se termina.
También he aprendido que en nuestro deporte hay un montón de corredores que para inscribirse en una carrera les cuesta la leche y luego ahí estamos los pseudoprofesionales que conseguimos las inscripciones a todas las carreras. Yo soy de los de la famosa frase que se hizo bastante célebre en 2014: darle la vuelta a la montaña. Siempre nos gusta ganar y el que ha probado ganar una carrera quiere repetir, pero también hay que saber que si no se puede, te lo tomas de otra forma, que no todo es competir a gas, sino que también hay que saber bajar el pistón y disfrutar de la carrera de otra manera, luchando contra uno mismo estando mal, intentando terminar dignamente.
He aprendido que en la montaña hay gente que vale la leche y he conocido un montón de lugares. También me ha dado una forma de vivir y es lo bueno que tiene la montaña, que cada uno la disfruta como quiere: corriendo, paseando, escalando, en bicicleta, comiendo una tortilla, pero sobre todo con respeto.
Parece que tu discurso responsable, y el de muchos otros corredores, va calando en la gente. Cada vez se respetan más los plazos y ya no se tira tanto a la carrera más larga o la más dura, si no que se abre un interesante abanico de posibilidades para todos. ¿Crees que al fin estamos tomando conciencia de lo que suponen estas carreras para un atleta popular?
Al final nuestro deporte es relativamente nuevo. Hoy en día un poco menos, pero hay corredores excep-cionales que pueden ganarte un kilómetro vertical, una de 20 kilómetros, una de 50 o una de 150. Eso antiguamente ya lo hizo Zatopek ganando el 5.000, el 10.000 y la maratón, y actualmente en el atletismo eso es imposible. Supongo que en nuestro deporte dentro de unos años será imposible, cada uno se irá especializando en una distancia, cosa que ya ocurre hoy en día, y será muy difícil ver que quien te gane un kilómetro vertical luego ande bien en una maratón.
Pasa lo mismo con las distancias. Cuando hice la primera ultra ya llevaba tres o cuatro años corriendo en montaña y ocho en total, me conocía, y cuando hice mi primera maratón de asfalto llevaba seis años corriendo en asfalto. En nuestros días la gente empieza corriendo un ultra, y ahí se nos está yendo la cabeza, cuanto más dura sea la carrera más gente va, y sobre todo ¡en qué condiciones! Yo creo que algo que deberíamos tener en cuenta es por qué se retira tanta gente, y mi opinión es porque no van preparados. Muchos corredores van a un ultra sin haber hecho antes distancias parecidas o sin llevar dos o tres años corriendo por montaña, simplemente haciendo carreras de 30 kilómetros, y ya nos metemos en una de 80 ó 120 kilómetros directamente. Eso al final tiene que repercutir en el cuerpo.
Lo importante entonces es tomar conciencia de lo que estamos haciendo con nuestro cuerpo.
Creo que la gente está espabilando un poco. Durante mi carrera he hablado con muchos entrenadores y muchos de ellos parecía que iban dando palos de ciego, no sabían muy bien cómo va este deporte. Los entrenadores de ahora están más preparados, los entrenamientos han ido cambiando, antes era volumen, ahora es calidad, se descansa más que antes, los entrenamientos ahora son más cortos, y la planificación de las temporadas también ha ido cambiando con el tiempo haciéndolas menos agresivas. Si un maratoniano de asfalto corre sólo dos maratones al año, ¿qué hacíamos nosotros corriendo seis ultras o más? En el caso de la medicina la cosa también ha avanzado muchísimo, los médicos deportivos están aprendiendo mucho sobre nuestro deporte, espero que poco a poco vayamos aprendiendo y que dentro de 20 años digamos: ¡qué burradas hacíamos antes! Tenemos que ser conscientes de que la mayoría de nosotros trabajamos 8 horas, luego tenemos la familia, queremos entrenar y no se puede, y algunos incluso quieren doblar entrenamientos. Yo creo que deberíamos aprender a doblar los calzoncillos, las camisas y las camisetas,
y dejar lo de doblar los entrenamientos para los profesionales, ya que ellos tienen un control médico, unos dietistas… Nosotros, los populares, con salir entre semana a correr una hora o dos al día y hacer alguna tirada larga los fines de semana tenemos más que suficiente. Además, tenemos que aprender a mimar nuestro cuerpo y a descansar más.
¿Cómo es el día a día de Zigor Iturrieta en estos momentos?
Sigo con mi programa de cocina diario en la televisión vasca, con invitados todos los días, luego tengo también mi programa de viajes donde aúno mis tres pasiones, que son los viajes, la gastronomía y el de-porte. Viajamos a diferentes países del mundo y en ellos compito en un ultra o en una prueba deportiva. También transmitimos a la audiencia que cuando viajamos por ejemplo a UTMB o a cualquier carrera en el extranjero normalmente suelen ser nuestras vacaciones. La idea es aprovechar esos 15 días de vacaciones que vamos a ir con la familia en visitar el destino, ver qué hay de comer, disfrutar de los restaurantes y las cosas típicas de la zona…
Ahora vamos a lanzar mi primer libro de recetas de cocina en euskera, esperamos que a finales de noviembre esté en las librerías. Y, en general, sigo haciendo lo que me gusta: entrenar cuatro o cinco días a la semana, pero ya sin entrenador, ya sin tiempos, por gusto, por sensaciones, cuando me apetece. Ahora también voy a escalar, ando en BTT, disfruto del monte, de comer… aunque tengo que estar pendiente porque encima se me vienen los daños colaterales, así que en su justa medida, lo que más nos gusta.