medallero masculino
INDIVIDUAL 1.- Luis Alberto Hernando (ESP) 2.- Cristofer Clemente (ESP) 3.- Thomas Evans (GBR)
POR PAÍSES
1.- España 2.- Gran Bretaña 3.- Francia
La carrera masculina empezó a un ritmo frenético. El clásico subidón de adrenalina y además en pleno campeonato del mundo. Entendible. Pero hay tipos que gozan de una inteligencia deportiva superior, como Cristofer Clemente, que pasaba por el kilómetro 22 fuera del top-50. A la postre sería subcampeón del mundo. Personalidad y criterio. En ese parcial de La Bassa de les Orenetes también sorprendía ver a Luis Alberto en sexta posición. Y algo más retrasados a los dos Pablos: Villa y Villalobos. Ese ritmo acelerado en los primeros compases de carrera empezó a cobrarse facturas. Al paso por el pueblo de Benafigos ( km 51), cuando quedaba un tercio de recorrido, los pronósticos se hicieron buenos y el quinteto de cabeza encajaba más con las expectativas: Zach Miller, Luis Alberto, Tom Evans, Ludovic Pommeret y Jonathan Albon. Mientras, Cristofer ya había adelantado posiciones hasta situarse en 13ª posición.
El Mundial empezó a decidirse en Vistabella, una localidad que respira trail running por todos sus adoquines. Ubicada en el kilómetro 62 del recorrido, actuó de juez. Restaba algo más de un cuarto para la meta y, lo más importante, 1.400 metros de subida. Luis Alberto lo vio claro y al salir del pueblo lanzó su ataque sobre Zach Miller, aquejado de molestias en el estómago. El burgalés se colocó al frente y no abandonó el liderato hasta la meta. Tras él seguía recortando posiciones Cristofer, que primero se colaba en el top 5 y después en Collao ( km 77) avanzó hasta la segunda posición. Se olía el doblete.
El público acudía a borbotones a las inmediaciones del Santuario de Sant Joan de Penyagolosa ante la inminente llegada del ganador. Fueron 8 horas y 38 minutos. Luis Alberto entraba eufórico logrando su tercer campeonato del mundo consecutivo y abriendo el camino del oro para la Selección Española. Casi diez minutos después se repetía la imagen con Cristofer Clemente, con ese semblante impasible que le caracteriza. Otro recital del canario para reeditar la carrera vivida en Badia Prataglia la temporada pasada.
Con ambos atletas en meta, el oro español por equipos se acercaba. Pero ni mucho menos estaba conseguido. Llegaron los británicos Thomas Evans y Jonathan Albon tercero y cuarto. El título por selecciones pendía de un hilo. Francia se sumaba a la pelea clasificando en meta a Pommeret (5º) y Maillard (7º), e incluso Estados Unidos ganaba opciones tras la llegada de Mario Mendoza (6º) y Zach Miller (8º).
Los nervios se apoderaron de los aficionados españoles hasta que la tercera camiseta roja llegó al santuario. Se la enfundaba Pablo Villa, que se vació por completo sufriendo incluso un desmayo en la alfombra de meta. Fue décimo tercero y le dio la medalla de oro a la Selección Española masculina. Un momento único convirtió en leyenda a todos los integrantes de la Roja: Luis, Cristofer, Pablo Villa, Pablo Villalobos, Juanjo Somohano, Efrén Segundo y Santi Mezquita.