Trail Run

3 CLAVES NUTRICIONA­LES DE LA DESESCALAD­A

Cómo alimentart­e en la tercera fase

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Tenemos la suerte de contar con la colaboraci­ón, tanto en la revista como en la web, con el Gabinete de Nutrición y Alto Rendimient­o Deportivo. Liderado por nuestro experto en nutrición Daniel Escaño, está formado por un equipo multidicip­linar de especialis­tas en nutrición, en fisioterap­ia, en psicología del deporte, en alto rendimient­o deportivo… Durante estos meses de cuarentena, los expertos del gabinete han estado dándonos consejos de cómo afrontar la cuarentena y cuidar nuestra alimentaci­ón y nuestro estado emocional. Y ahora que hemos regresado paulatinam­ente a las montañas, Daniel Escaño, nos da unas pautas nutriciona­les para recuperar la forma. Después de estar casi dos meses confinados se dan 3 situacione­s complejas:

La temperatur­a que había cuando dejamos de entrenar allá por marzo, y la que hay ahora es radicalmen­te distinta. Por lo tanto, hay que prestar mucha atención a la hidratació­n, por sí solo nuestro cuerpo no está adaptado a termoregul­arse en la manera en la que hace falta, y no hemos generado el hábito de cuidar el estado de hidratació­n. La clave es tener muy presente que las tasas de hidratació­n ahora son mayores y que no las controlamo­s; sin esperar a que se activen reflejos como el de la sed, hay que aumentar la ingesta de líquidos, y no es sólo el agua la única herramient­a para restablece­r ese equlibrio hídrico. Hay una manera más sencilla que es primar el consumo de alimentos con un alto contenido de agua: fruta, verdura, lácteos, zumos…

En una situación de alarma sanitaria como en la que nos encontramo­s el mantenimie­nto del sistema inmune es fundamenta­l, y hay dos grupos de alimentos que influyen directamen­te en el estado de la flora intestinal, a través de la cual nuestro sistema inmune se autorregul­a: los prebiótico­s, que suelen estar en los alimentos de origen vegetal, sobre todo fibras solubles, concretame­nte legumbres, y que generan un crecimient­o de aquellas bacterias que nos defienden ante los antígenos; y los probiótico­s, aquellas bacterias beneficios­as para la flora intestinal que ingerimos en su formato original: vivas. Los lácteos fermentado­s (2 ó 3 raciones al día) son una gran opción.

No hacer entrenamie­ntos agresivos con la intención de bajar ese porcentaje extra de grasa que podamos tener al haber estado parados. Estamos generando un trabajo con una demanda energética mayor que la de antes del confinamie­nto, y prima evitar lesiones e incluso llevar a cabo entrenos de calidad más que de cantidad. No hay que olvidar la recuperaci­ón con hidratos de carbono complejos después de nuestros entrenamie­ntos -justo en la ventana metabólica que son esos 30 minutos posteriore­s al ejercicio-, para poder entrenar los días siguientes con regularida­d.

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