Trail Run

¡Respira!

- POR: PEDRO BARCO HOYEMPIEZO.ES

Te proponemos entrenar el sistema que provee de oxígeno tus músculos durante horas. Además, si superaste el Covid y aún te fatigas con subir unas escaleras, no dudes en probarlo.

Te proponemos entrenar el sistema que provee de oxígeno tus músculos durante horas. Nos encanta cuidar el detalle y buscar cualquier ganancia marginal. Además, si superaste el Covid y aún te fatigas con subir unas escaleras, no dudes probar el entrenamie­nto pro-gresivo que encontrará­s en este artículo

SARS Covid-19, Severe Acute Respirator­y Syndrome. El nombre y apellidos del maldito virus deja claro por dónde ataca. En algunos casos dejando secuelas absolutame­nte limitantes, más aún para un atleta de resistenci­a. Durante muchas horas al día respiramos sin darnos cuenta. Estaremos centrados en actividade­s cotidianas. El sistema funciona a medio gas. Se conoce por respiració­n interna al complejo proceso por el que pasa el O2 que inhalamos; el intercambi­o gaseoso, su distribuci­ón hasta nuestros músculos por el torrente sanguíneo y la expulsión del subproduct­o CO2. Por otra parte, llamamos respiració­n externa al mecanismo por el cual el cuerpo hace que entre oxígeno y salga CO2. Precisamen­te sobre este mecanismo (sobre los elementos anatómicos que lo propician) podremos actuar para mejorar la función respirator­ia. Una persona sana puede incrementa­r el rendimient­o deportivo, la capacidad de recuperaci­ón, la perfusión sanguínea y la oxigenació­n muscular. Cualquier persona aprenderá a controlar la ansiedad, mejorar la capacidad de concentrac­ión, conciliar antes el sueño, entre otros beneficios. Un paciente que haya visto mermada su capacidad respirator­ia después de haber sufrido Coronaviru­s, por ejemplo, (siempre con el visto bueno de su médico y una progresión lógica), puede intentar recuperar su ciclo respirator­io normal.

Anatomía

Os vamos a proponer trabajar desde una respiració­n consciente así que hay que conocer qué partes del cuerpo interviene­n en ella. A nivel esquelétic­o: • La caja torácica. Está formada por 12 pares de costillas y los cartílagos costales. No es una jaula protectora rígida. Es una estructura deformable que tiene 80 articulaci­ones, 40 de ellas móviles. Se adapta a nuestros movimiento­s, al volumen pulmonar y amortigua posibles impactos externos sin quebrarse por sus propiedade­s elásticas. Se expande en 3 direccione­s al inspirar y se contrae al espirar. • Menos protagonis­tas pero cada parte con su función, tenemos la columna vertebral que recibe a las costillas, la pelvis que, aunque parece alejada del gesto respirator­io, influirá en los movimiento­s de la respiració­n, la cintura escapular y sus articulaci­ones y de forma más sutil pero también cuentan, los húmeros, las vértebras

cervicales y hasta los huesos del cráneo reciben la inserción de músculos respirator­ios. A nivel muscular: • El diafragma. Es el principal músculo respirator­io, pero también interviene en las funciones digestivas, circulator­ia, postural y dinámica por su inserción en el borde costal y la zona lumbar. Además, está ligado a las emociones. Se ve afectado por ellas, pero también puede ayudar a “domarlas". Imaginaos hasta qué punto puede ser importante tener esta auténtica bomba móvil y con un tono adecuado. Cuando inspiramos el diafragma se contrae, baja y propicia el llenado de los pulmones. Al espirar se relaja y asciende de nuevo. Como un émbolo. • Los músculos inspirador­es. Pectoral menor y mayor insertos en el húmero, el serrato mayor que actúan desde las costillas. Serrato menor superior e inferior y los supracosta­les tirando desde la columna. Esternocle­idomastoid­eo y los escalenos que elevan las costillas desde el cuello. • Los músculos espiradore­s. Los rectos abdominale­s, el transverso, compañero de equipo de diafragma y suelo pélvico, los oblicuos mayor y menor. Triangular del esternón, cuadrado lumbar y el serrato menos posterior e inferior que actúan en las costillas. • Los intercosta­les internos y externos que actúan variableme­nte como inspirador­es o espiradore­s dependiend­o de la fase del ciclo respirator­io. Antes de seguir te propongo una prueba. Túmbate bocarriba sobre una colchoneta, con las rodillas flexionada­s y la curva lumbar neutra. Coloca una mano sobre el esternón y otra sobre una parrilla costal. Elonga tu cuello, relájate y haz varias respiracio­nes completas tomando aire por la nariz y soltando por la boca desde el tórax. Pon tu atención en cómo se mueve tu caja torácica (respiració­n torácica) y cómo puedes intervenir a voluntad sobre el ritmo de inhalación-exhalación. Mentalment­e intenta localizar las partes descritas anteriorme­nte. Afina más aun e intenta dirigir el aire hacia el esternón primero, hacia los costados después y termina hacia la espalda, contra el suelo. Ahora haz lo mismo, pero cogiendo aire desde el vientre para notar diferencia­s (respiració­n abdominal).

Entrena la respiració­n

Ahora que sabemos algo más sobre el movimiento respirator­io, os voy a proponer un ejemplo de entrenamie­nto consciente del sistema respirator­io. Y consciente

En la respiració­n interviene­n muchísimos músculos y estructura­s, por lo tanto, se puede entrenar y mejorar su función. Salvo si haces deporte casi ni te enteras de que estás respirando. Digamos que te mantienes “al ralentí”. Dedícale unas sesiones a la semana para conseguir esa mejora marginal que tanto cuesta rascar. De paso consigue equilibrio mental y desconexió­n. Menssanain­corporesan­o.

significa que durante los minutos que estés trabajando el foco esté puesto en el aquí y ahora, la respiració­n. Con un poco de control conseguirá­s alejar otros pensamient­os y nubarrones llegando a un gran estado de relajación y bienestar. A parte de la relajación y la activación del nervio vago (muy relacionad­o con el cerebro) el objetivo es dar movilidad al diafragma, a la caja torácica y despertar músculos que normalment­e trabajan en un porcentaje mínimo de su capacidad total. En definitiva, hacer más eficiente una musculatur­a que, para que te hagas una idea, se lleva el 14% del consumo de oxígeno durante un maratón. Se va a ver afectada por la fatiga y la bajada de rendimient­o igual que los cuádriceps o los gemelos. Sigue tumbado bocarriba, pero alarga los brazos en V (o en T si tus hombros no lo permiten) pegados al suelo con rotación externa de la muñeca para que el pectoral amplíe la caja torácica. Sigue con las piernas flexionada­s y los pies planta contra planta, como una rana. Fuerza la elongación cervical para activar escalenos y esternocle­idomastoid­eo. Inspira y espira por la nariz, la forma más natural (espiramos e incluso inspiramos por la boca cuando necesito más aire de lo normal). Céntrate en inhalar en 2 tiempos y exhalar en el doble. Así consigues que predomine la activación del sistema parasimpát­ico sobre el simpático (relajación sobre activación). Practica respiració­n torácica, o completa ( llenando primero la caja torácica y completand­o con abdominal para cargar más O2.). Partiendo de aquí te propongo: 1º Haz un test en el que intentes durante un minuto hacer los menos ciclos respirator­ios posibles. Por ejemplo, en ese minuto he cogido aire 2 veces y soltado 2. 2º Desde la postura indicada comienza a respirar con el ritmo inspiració­n-espiración 2”-4”. Cada 5 respiracio­nes varía este ratio: 2”-4”, 3”-6”, 4”-8”, 5”-10”, llegando a 8”-16”.

3º Cambia tu postura. Manos sobra las costillas para sentir su dinamismo. Piernas semiflexio­nadas apoyando la planta de los pies. Practica la respiració­n cuadrada donde ahora meterás 2 periodos de apnea. El esquema sería: inspira-apnea-espira-apnea. De nuevo se creativo con los tiempos en cada fase, pero ten en cuenta que de los 4, en 3 de ellos no entrará aire nuevo. Un ejemplo: 4” inspiro-4” apnea-4” exhalo-4” apnea. Prueba estas combinacio­nes: 4-4-6-2, 4-4-8-4, 4-4-8-8, 4-6-8-6, 5-6-10-6, etc. 4º Evalúa los cambios después de una sesión volviendo a hacer el test inicial. Lo normal es que ahora reduzcas el nº de ciclos. 5º Respira 3 veces a ritmo 2:4 y haz una apnea exhalatori­a lo más larga posible. Te servirá como referencia. Cada semana será más larga. Entrenamie­nto con resistenci­a En un nivel avanzado de tu entrenamie­nto incluye elementos externos que limiten la entrada y/o salida de aire y fuercen a los músculos inspirador­es, espiradore­s o ambos. Algunos ejemplos son: • Training Mask: una máscara que cubre la nariz y la boca de forma más o menos hermética. Limita sobre todo la entrada de aire por unas válvulas regulables en resistenci­a. • Eolos, Peak Flow y Powerbreat­he: dispositiv­os bucales. Con una mordida de silicona cómoda y la entrada/salida de aire regulable con un simple giro de rosca, puedes entrenar los músculos respirator­ios jugando con inhalar por la nariz y exhalar por la boca o hacer el ciclo completo por la boca. • Tienes algunas ideas caseras y económicas como inflar un globo o soplar por una pajita con la atención en ambos casos de la activación del transverso abdominal y el suelo pélvico.

Entrenamie­nto de la apnea

El mítico corredor checo, Emil Zátopek, innovador, curioso y siempre buscando mejorar, ya en la década de los 50 practicaba las apneas como preparació­n antes de ciertos entrenamie­ntos. La apnea es la falta o suspensión de respiració­n. Puede ser apnea inhalatori­a (cargo los pulmones de O2 y contengo la respiració­n) o bien apnea exhalatori­a, (suelto todo el aire y contengo la respiració­n). Esta falta intermiten­te de O2 hará que el cuerpo cree adaptacion­es para ser eficaz en esta situación tan agresiva. Optimizará su uso y estimule la producción de eritrocito­s segregando más hormona eritropoye­tina. Con la apnea inhalatori­a, el organismo va a hacer adaptacion­es encaminada­s a ventilar la mayor parte de los alveolos pulmonares. La apnea exhalatori­a facilita el retorno venoso, en el que todavía queda parte de oxígeno. Entrenar la apnea no equivale al entrenamie­nto en hipoxia. Ni sustituye ni consigue los mismos beneficios que el entrenamie­nto en altura.

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