Gisela Carrión
Nunca seré mejor que nadie, pero sí puedo ser mejor que yo en mi ayer. Hace unos 5 años que tuve la suerte de que este deporte apareciera en mi vida. Jugadora de baloncesto desde los 6 años, vi como lo que odiábamos todas las del equipo que era cuando el entrenador nos mandaba correr, ahora era algo imprescindible en mi día a día. “Quién me ha visto y quién me ve” así lo dicen los de casa. Para mí el correr se ha convertido en lo que es mi manera de ser y forma parte de mi estilo de vida. Trabajo y esfuerzo para poder lograr tus metas, tus sueños. A todos nos gusta soñar, ¿no? Todos y todas soñamos, algunos más, algunos menos pero todos soñamos. Y la mayoría de veces luchamos, nos esforzamos y damos nuestro mil por cien y no lo logramos. Caemos, nos equivocamos y nos volvemos a levantar para seguir empeñados con lograr nuestro sueño. Pues así es como el correr me ha enseñado cómo es la vida o la vida cómo es esto de correr. Algo que en mi diccionario mental aparecen como sinónimos.
Cada día que pasa noto que voy creciendo y madurando tanto como atleta y como persona.
Victorias y derrotas, cada experiencia me ha aportado nuevos conocimientos que guardo en la mochila para poder analizar e intentar mejorar si se puede. Aparte de cabezota, soy inconformista, y la libreta de errores, siempre viaja conmigo. Quizás este sea uno de ellos y que siempre aparece en mis apuntes… dejar de preocuparme tanto por los errores y tratar de disfrutar más de cada pequeño logro, de las experiencias, los lugares descubiertos y de las personas con las que me he cruzado y ya forman parte de mi familia, así es como en definitiva es este deporte. Cada día que pasa noto que voy creciendo y madurando tanto como atleta y como persona. Venimos de un año de pandemia mundial donde todos nos hemos tenido que reinventar para salir adelante. Luego se me han juntado seis meses de lesión. Desde fuera parece una tontería, “¿seis meses? ¡Esto no es nada!”. Y es verdad, no es nada comparado con los meses que quedan por delante, no es nada comparado con los problemas que de verdad son problemas, pero cuando uno no puede hacer aquello que le hace sentir vivo… es duro y cualquier mensaje de apoyo te parece insuficiente porque tu quieres volver hacer aquello que tanto te hace vibrar. Sin embargo, todo este tiempo me ha hecho reflexionar y madurar mucho. Ya no soy quien era ni lo voy a volver a ser. He avanzado, he crecido y gracias a las personas que me rodean puedo decir que poco a poco voy creando esa nueva versión de mí, que con mucho trabajo y esfuerzo, seguirá luchando por y para sus objetivos.