UN MAL SUEÑO OLÍMPICO
Los Juegos, los Juegos. Mucho y bien se está escribiendo sobre cómo sería, si lo merece, y si se mantendría su esencia al incorporar el trail running en el programa olímpico. Se han tocado ya todos los aspectos desde las plumas de más peso. Unos comentarios van por encontrar la distancia y el desnivel idóneos, el formato al que se podría ceñir. Varias vueltas y un desnivel continuado y en diente de sierra lo equipararía a lo que sucedió con el mountain bike. Y eso escuece y produce resignación a partes iguales. Supondría repensar parte de un calendario para afrontar una competición donde tendríamos a Azara o Gamito en una especie de cross ondulado por un circuito ratonero y quizá algo de troncos caídos, roca, natural o artificial, repechos largos y bajadas técnicas. Hay cierta unanimidad en que parece que es la única opción viable para que exista una retransmisión correcta. Porque esto va de verse, de proporcionar un buen espectáculo visual. Y al final, todos los aficionados al correr por las montañas, una vez cedida la pureza al gran circo televisivo de unos Juegos querrían, qué menos, que por lo menos se pudiera seguir bien en directo. Dicho esto, yo no añadiré gran cosa al debate. Lo de la pureza y la esencia del trail me parece un debate del siglo XIX. Sé que hay europeos que viven en ese siglo. Espero que no sean lectores de mi columna o que pasen directamente a la siguiente página. Preguntad a la industria y practicantes de otros deportes si habrían deseado quedarse fuera de un programa olímpico y hacéis un cóctel a vuestro gusto. Me ceñiré a reparar en las buenas noticias, que son que el planeta deporte ya se fija en nuestro maravilloso patio de colegio. Lo ve como "gran espectáculo global con una capacidad potencial" de que se incluya. Sus dos consecuencias inmediatas son que nadie salga descontento ni palme pasta. ¿Y de quién dependerá que haya trail o no en Los Ángeles 2028 o Brisbane 2032? Brevemente, los requisitos que pone COI para incorporar un deporte son: ser un deporte ampliamente practicado, como mínimo en 75 países y 4 continentes para los hombres y de 40 países y 3 continentes por parte de las mujeres. Segundo, el trail running debería aplicar de forma correcta el código mundial antidopaje. Y finalmente debería pasar un periodo de espera de 7 años hasta debutar. Son sus reglas porque son sus Juegos Olímpicos. Yo ampliaría esos requisitos. Esos 75 países en los que el trail running es ampliamente practicado deberían firmar una carta ética en la que se preservase la montaña como bien cultural máximo, se declarase una tregua olímpica en la que se obligara a merendar a la sombra de unos árboles, se permitiera el baño desnudo en las pozas y se impidiese subir ninguna carretera alpina por medio rodado. Muy probablemente entenderíamos el campo por donde cruzamos sin mirarlo, y disfrutaríamos a pie de nuestras cumbres, bosque, caminos y ríos. Al leer y oír al personal reaccionar ante esta imposición dictatorial y tiránica, veríamos en qué clase de ineptos malcriados nos hemos convertido. Señores y señoras del COI, de ustedes depende si aceptan mis condiciones, sin negociaciones ni truquitos. Llámenlo una rendición incondicional. Así somos en esta revista.