YOUTH WORLD CHAMPIONSHIPS
Con la juventud
Mientas todo esto tenía lugar, junto a Rogelio, conformamos la selección juvenil. Quizá no se sepa tanto pero lo de las categorías inferiores es algo diferente, ya que se agrupan de 3 en 3 años ( Youth A: de 15, 16 y 17; Youth B: 18, 19 y 20; Sub23: 21, 22 y 23), complicando un poco la selección de corredores. Además, en el Youth World Championship, todos los deportistas deben participar en la modalidad de kilómetro vertical y la carrera en línea, siendo la suma de tiempos la resultante para la modalidad combinada. Dos días después del Absoluto, empezaba la concentración de jóvenes en Sierra Nevada. Muy a mi pesar, no pude estar por razones de salud, aunque sé que la experiencia fue increíble para todos ellos, pudiendo conocerse mejor y seguir preparando los campeonatos que tendrían lugar al cabo de dos semanas en l’Aquila (Italia). En tiempo de Covid, viajar es algo complejo: controles, papeles, certificados… y más si viajas en grupo. Estábamos a la expectativa de cómo sería esta edición con las restricciones sanitarias ya que la filosofía de los campeonatos Youth es buscar la interacción entre los jóvenes. Día a día, los hoteles se iban llenando de los deportistas de los diferentes países: Japón, República Checa, Bolivia, Andorra, Noruega, Suecia, Estados Unidos, etc. Llegar unos días antes, nos ayudó a ver recorridos, visualizarlos y reafirmar que debemos luchar por la línea con la que la FEDME está trabajando para las categorías base; los recorridos son demasiado exigentes y queremos carreras adaptadas a la evolución biológica de cada edad. Estas ideas las transmitimos en las reuniones de técnicos que también tuvieron lugar durante el evento. La primera salida del Kilómetro vertical sería el viernes a las 15:30, una hora terrible en la que hacía un calor infernal. Los jóvenes, atendían súper concentrados a la llamada de los árbitros: estaban decididos a dar lo mejor de sí. No todos terminaron contentos con el resultado, pero lo que más me sorprendió fueron sus ganas de seguir lu
chando y como rápidamente dejaban de lamentarse: para ellos estar ahí ya era un premio. El balance para los nuestros en el primer envite del campeonato se saldaba con Dani Osanz, Albert Pérez y Iu Net como campeones del mundo tras conseguir el oro en cada una de las categorías masculinas. Moana Lilly Kehres también campeona del mundo en categoría Youth B femenina. Anna Guirado, Gabriella Lasalle y Jan Castillo subcampeones del mundo.
Aunque quedase otra competición, el ambiente era distendido: jugaban a cartas, charlaban de sus cosas, paseaban en busca de un helado y nos preguntaban tímidamente cómo debían afrontar la gran carrera del domingo. Aquellos más veteranos, dinamizaban el grupo y les daban consejos que nosotros escuchábamos con atención, felices de cómo el grupo estaba funcionando. Llegó el gran día y ni despertador necesité para levantarme, estaba igual de nerviosa que ellos. Durante el desayuno nos informan que las condiciones climatológicas serían muy adversas, con grandes rachas de viento. A las 7, confirman cambio de recorrido, por lo que nos reorganizamos para intentar cubrirlos a todos. La ruta pasaría de 23 km con 2.200 metros positivos (para la categoría youth B y sub23) a 17 km y 1.400 metros positivos para todos. En los puestos de avituallamiento en los que nos encontrábamos, junto con Marc, el fisio y Rogelio, todo pasaba rapidísimo, sin tiempo para respirar ni pensar. Pasaban como rayos, concentrados y dándolo todo. Me fascinó la intensidad de carrera que llevaban, tenemos una gran cantera que hay que cuidar y trabajar (gracias a todos los entrenadores y familias). Todos pasaron menos Nico Molina, había sufrido un esguince y se lo llevarían en helicóptero. Pere y Bea, técnicos de selecciones autonómicas, nos mantenían informados. En la meta todo era euforia, sonrisas, felicidad. Después de reponer fuerzas con el enésimo plato de pasta, acudimos a la entrega de premios. Fue realmente emocionante y nuestro equipo obtuvo unos resultados impresionantes, cerrando el Mundial con un total de 27 medallas de 56 posibles. Y además, ¡volvíamos a ser campeones del mundo por selecciones!
El tercer tiempo
Uno de los momentos más esperados de los campeonatos es el fin de fiesta que se organiza con la presencia de todos los deportistas. Debido a las restricciones, nos dividieron en diferentes restaurantes de la ciudad de l’Aquila. Debo decir, que el viaje a la ciudad fue algo curioso, ya que recorrimos más de 20km subidos en buses interurbanos: esto solo puede pasar en Italia. Todos esperábamos la pizza, ya no queríamos más pasta: en 5 días conocíamos todas las variedades posibles y todas las salsas y deseábamos esta masa casera italiana. Pero no llegó. Sin embargo, poder comer en platos de verdad fue algo reconfortante. Al terminar la cena, nos reunimos en una gran plaza, donde los chavales pudieron hablar y conocerse algo más. Una pena que la fiesta fuese limitada por las restricciones. Los técnicos, aprovechamos también para entablar alguna conversación distendida, probar algún helado y alguna delicia de la zona. Al despedirnos, tras el viaje de regreso, me quedo con el recuerdo de las caras de los chavales con los ojos llenos de emoción. ¡Qué envidia me daban! Se lo habían pasado tan bien que lo recordarían el resto de sus vidas. Ellos y ellas son afortunados, pero yo también me siento así. Muchas gracias por dejarme vivir estos sueños. Ahora, a seguir trabajando para un mejor futuro de nuestro deporte.