El día D, la hora H
Y llega el día de la competición. Y la gracia de estos campeonatos es que no únicamente cuenta la carrera individual, sino que la misión de los seleccionados es también buscar un buen resultado de equipo: las medallas por equipos tienen casi tanto peso como las individuales. Esto hace que los corredores se crezcan. Saben que abandonar no es una opción, a no ser que haya un problema de salud o de lesión. Llegar a meta o no, aunque sea en posiciones más atrasadas de lo que una se había planteado, puede marcar la diferencia entre subirse al podio o quedar fuera de los laureados.
La emoción se palpa y los nervios también. La responsabilidad crece cuando te debes a un equipo, pero también aumenta la sensación de pertenencia y luchar con todo lo que tienes dentro cobra una relevancia que para nada es circunstancial. Siempre consigues dar un poco más de lo que darías cuando piensas en que el esfuerzo, la ilusión y los objetivos de otras personas también dependen de ti. Nunca me he abrazado con más sentimiento y fuerza que en las metas de las competiciones que computamos como equipo.
Las competiciones de los compañeros
Por fin, nuestro deporte va madurando y el nivel está creciendo tanto que estamos entrando en la especialización. Ahora ya es complicado que una misma persona sea capaz de rendir al máximo en un km vertical, en una carrera de maratón, en una de ultradistancia o en una de 15 km.
Así que como en los otros campeonatos de atletismo, ahora el trail se divide en 4 modalidades: km vertical (uphill race), carreras de entre 35 y 50 km (trail race), carreras cortas (up and down race) y la larga distancia, de 50 para arriba –aunque es una distancia que únicamente se compite en Campeonatos del Mundo.
Y este hecho también enriquece mucho estos acontecimientos porque durante tres jornadas hay compañeros compitiendo y vivimos con mucha emoción cada una de las carreras, ya sea desde el hotel si todavía no hemos competido o en el lugar, desgañitándonos para animar, si ya tenemos nuestro trabajo hecho.
La vuelta a casa
Siempre vuelvo a casa sintiéndome afortunada. En algunas ocasiones el resultado me acompaña y esto me llena de gran satisfacción, pero no siempre puede ser así. De todos modos, estas experiencias suman a nivel personal y deportivo. Poder vivir de primera mano el deporte de alto nivel, en muchas ocasiones –en la gran mayoría –es muy exigente y duro, pero es una oportunidad única que si se te presenta debes aprovechar porque estoy segura que, con los años, no recordaré ni el tiempo de esta carrera, ni muchas de las cosas técnicas pero seguro que no se me borrarán ni las personas, ni los lugares, ni los olores.