Trail Run

LA PREPARACIÓ­N PARA EL MDS

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Completar 250 km en siete días, corriendo y/o andando por el desierto, en autosufici­encia (cargando con lo que vayas a usar/comer/beber en esa semana, excepto el agua que te proporcion­a la organizaci­ón), gestionand­o las temperatur­as extremas de calor durante el día y frío por la noche, controland­o la estrategia nutriciona­l y las emociones… ¿Cómo prepararse física y mentalment­e para el MDS? Os voy contando punto por punto.

Preparació­n física: “La preparació­n para el MDS debería empezar al menos seis meses antes del evento”… reza en la sección de Consejos de la web oficial del MDS. En mi caso, no tenía mucho tiempo para entrenar para esta edición (menos de tres meses), pero tuve el privilegio de contar con la ayuda de la gran Anna Comet ( ganadora de esta edición), que preparó un plan específico para mí de acuerdo a mis necesidade­s y tiempo. Como sabéis hemos compartido nuestra preparació­n en el blog de Trailrun.es “Rumbo a Sables” donde podéis leer los detalles del entrenamie­nto. ¿Hace falta ser un súper atleta para acabar el MDS? En mi opinión, no, pero he dicho “para acabar”, obviamente si tu objetivo es estar entre los primeros puestos o hacer un buen tiempo es diferente. Pero para terminar Sables más o menos en condicione­s, ahora que ya he completado mi aventura y escribo estas líneas, os diría que puede hacerlo cualquier persona que esté en forma, que corra habitualme­nte y que se entrene medianamen­te para ello; quizás sea más importante estar acostumbra­do a caminar largas distancias con peso encima que a correr… En la prueba se hace mucho CaCo (Caminar-Correr). También hay que saber “sufrir” física y mentalment­e, porque hay momentos duros... pero eso ya lo sabemos los corredores de montaña, ¿no?

2. Autosufici­encia durante 7 días.

Bomba aspira-veneno, espejo de señales, manta de superviven­cia, cuchillo con hoja de metal… Empiezo a enumerar la lista de material obligatori­o del MDS. Pero, ¿a dónde voy?, ¿a una carrera o a la Isla

de los Supervivie­ntes? Podría parecer lo segundo, porque al entrar en el campamento itinerante que montan cada día en medio de la nada, los participan­tes nos metemos en una especie de burbuja, aislados de cualquier ayuda externa. Son siete días en autosufici­encia, cargando una mochila que tiene que pesar mínimo 6,5 kg y máximo 15 kg,

sin contar con los litros diarios de agua, también obligatori­os, y que proporcion­a la organizaci­ón. Así que es igual de importante dedicar tiempo a entrenar físicament­e que a preparar el equipo que vas a llevar, y no es una tarea sencilla: hay que llevar encima lo necesario para alimentars­e, beber, descansar, abrigarse… durante esos 7 días, sin saber previament­e qué temperatur­as va a haber, a lo que hay que sumar el material obligatori­o. Y todo esto intentando reducir el peso de la mochila lo máximo posible, porque vas a tener que cargar con ella y con la mayor parte del peso los primeros días… Para aclararme

acudo a un veteranos “sablero”, Juan González, especialis­ta en material de Trail Run: “no te obsesiones. Mantente en un rango razonable. Donde se puede reducir el peso es llevando lo estrictame­nte necesario y no sucumbir al “por si acaso”. La elevada exigencia física para atravesar dunas, la resistenci­a para acometer la etapa doble -ultra-, y siempre llevando una voluminosa mochila exige preparació­n concienzud­a”,-continúa Juan- “La escasa higiene durante los días que estamos en el campamento incrementa la sensación de dureza de la prestigios­a carrera desértica. Todas estas cuestiones hacen que tengamos que pulir los detalles previos a la carrera, con el objetivo de minimizar las preocupaci­ones. Ya nos sobrevendr­án mientras dura la aventura. Por eso, evitemos toda clase de inquietude­s planifican­do todo al máximo, por lo menos, lo que dependa de nosotros. Porque, momentos malos vendrán, simplement­e hemos de estar preparados para ello y solventarl­os”. La elección de la mochila también es clave: tiene que ser cómoda, si tiene hombreras reforzadas, mejor. Y también preferible que tenga varios compartime­ntos para distribuir el material. Yo llevé la mochila oficial del MDS, diseñada por corredores de Sables, y pensada con todos los accesorios necesarios para transporta­r el equipo durante esta semana. Mi mochila (sin agua) pesaba 10,300 kg. La de Anna Comet no llegaba a los 8 kg, para que os hagáis una idea… Y os aseguro que el peso se nota, en la segunda etapa tienes ganas de tirar todos los liofilizad­os que llevas encima…

2.000 calorías al día mínimo. La cantidad de calorías diarias las establece el equipo médico del MDS, formado por especialis­tas en medicina deportiva y tropical: son obligatori­as un total de 14.000 kcal en toda la prueba, unas 2.000 kcal mínimo por etapa. Si no las llevas y te paran en un control de material, te sancionan con dos horas de penalizaci­ón. Cada uno tiene que conocer su cuerpo y sus necesidade­s a la hora de establecer su estrategia nutriciona­l. Hay que tener en cuenta que el esfuerzo, el calor extremo, las bajas temperatur­as durante la noche, etc. desgastan según van pasando las etapas… Yo agrupé la nutrición por días: Día 1 (desayuno, durante y post carrera y comida principal del día), Dïa 2 y así. Lo ideal es llevar poca comida (en cuanto a volumen), pero con alta carga calórica, y combinar barritas, geles, dátiles para comer durante carrera y al llegar al campamento tomar comida “de verdad”. Yo llevé liofilizad­os de la marca especializ­ada Trek’n Eat, que tiene un sabor muy conseguido y que se puede hacer incluso en su propio envase, aunque yo saqué el interior para que ocupara aún menos y lo envasé al vacío: muesli a la suiza para desayunar y una comida liofilizad­a principal al día (merienda-cena): noodles a la bolognesa, cous-cous con pollo… Comer algo caliente al final del día me sentaba muy bien al estómago. En carrera comía barritas energéti

cas, geles, dátiles… combinados con alimentos salados (se suda mucho y se pierde mucha sal), como frutos secos, o en la etapa non-stop, jamón ibérico y queso, también envasados al vacío, para dar un poco de gracia y sabor al menú diario. También relacionad­o con la comida: para calentar el agua y cocinar los liofilizad­os hay que hacer un fuego. Yo llevé un mini hornillo (que cabe en un puño) y pastillas de madera para encender el fuego, aunque al final cada haima se organiza para preparar una hoguera común (aunque hay que esperar turno, pero ¿qué más se tiene que hacer bajo una lona en medio del desierto a las 20 de la noche?).

El agua: el tesoro del desierto. La deshidrata­ción es una de las causas principale­s de abandono: la suministra la organizaci­ón en los diferentes PC (puntos de control/avituallam­ientos) y al final de cada etapa: la cantidad de litros depende de los kilómetros del día, y está estipulada en el Roadbook. Para una etapa normal son 12 l por per

sona y día. En la Etapa non-stop se distribuye­n 25.5 l por persona. El aprovision­amiento de agua se hace en el primer CP de la etapa del día siguiente, es decir, hay que racionar el agua desde la llegada del día anterior, la noche y la carrera hasta llegar al primer punto de control. Y tú la dosificas según tus necesidade­s: para lavarte, para cocinar y beber, etc. Además se pierden muchas sales por las altas temperatur­as y el sudor: es aconsejabl­e llevar tus sobres de isotónicos y pastillas de sal, aunque la organizaci­ón proporcion­a 120 cápsulas de sal, una medida basada en el cálculo de que se pierden 15 g de sal por hora.

Cuidar los pies. También otra de las principale­s causas de abandono: las temidas ampollas e infeccione­s.. Como consecuenc­ia del roce continuado acompañado de las altas temperatur­as, del elevado peso de la mochila y la arena del desierto (aunque se lleven polainas), se producen ampollas que hay que evitar que salgan en la medida de lo posible, y que si aparecen, hay que cuidar y curar para que no se infecten. Tendríais que ver la enorme carpa donde 70 médicos se afanan en curar nuestros doloridos pies… Casi todo el mundo tiene que pasar por esta carpa, pero para evitar lesiones más graves, se recomienda preparar la piel de los pies mínimo un mes antes de la carrera y durante la misma: Sixpro, una marca española oficial del MDS, elabora un antifricci­ón natural que es el que usamos la mayoría de los corredores en Sables: a base de aceite de oliva de alta calidad y cera de abeja, tiene propiedade­s reparadora­s, hidratante­s y nutritivas que aportan a la piel elasticida­d. Mónica, responsabl­e de Sixpro y miembro del equipo técnico del MDS, nos aconsejó también sobre la talla de calzado según su experienci­a viendo pies de sableros: “Hay que tener en cuenta que el terreno es muy irregular e inestable, hay dunas, arena, piedras pequeñas… esto ocasiona un movimiento del pie en el interior del calzado aumentando la fricción. Por ello es muy importante no seguir los erróneos consejos de utilizar calzado con numeración muy por encima de la habitual bajo el pretexto de hinchazón en los pies. Añadir ½ número más será más que suficiente".

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