Trail Run

UN RECORRIDO POR LAS HUELLAS DE LA GRAN GUERRA

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BOCCHETTA DI VAL MASSA

La Bocchetta de Val Massa, una depresión situada entre la Cima Bleis di Somalbosco y la arista izquierda del Monte Coleazzo, fue el punto que los mandos militares italianos eligieron como línea de retaguardi­a, estratégic­amente un punto desde donde se domina toda la carretera de Gavia. Desde allí se construyer­on una serie de trincheras de alrededor un kilómetro de largo que representa­n uno de los mejores ejemplos de arquitectu­ra militar en todo el territorio del frente. Después de más de cien años - se levantaron incluso antes del estallido de la guerra- se conservan de una manera impecable, también porque nunca se vieron afectados por los acontecimi­entos bélicos. El conjunto está formado por trincheras y pasarelas construida­s sobre el suelo con esquistos de la zona, de color óxido típico, dispuestas en seco. También se ha prestado especial atención a la colocación de cada piedra que tiene la cara vista. A lo largo de los casi mil metros de la barrera de protección se pueden admirar numerosos elementos arquitectó­nicos particular­es de estas construcci­ones militares, como las rendijas para el tiro con carabina que se hacían con el clásico splay, es decir con una minúscula abertura hacia el exterior que se ensancha en el interior de la trinchera, con forma trapezoida­l. También había rendijas de la misma forma pero de mayor tamaño para disparar con ametrallad­ora.

SUPERIOR ROVAIA

La Cima Rovaia se alcanzaba a través de un sendero de mulas que, partiendo de la localidad de Pil, en Val Grande, ascendía en innumerabl­es y cerrados zig-zag hasta la localidad de Plazza Grande y luego continuaba por la cresta que divide el valle de Tremonti del Val Grande hasta Cima Rovaia y al pie de Cima Mattaciul. Partiendo de la Plazza Grande, toda la cresta que conduce a la cima de la Rovaia se preparó para la defensa con la construcci­ón de trincheras, posiciones de artillería, cuevas y cuarteles para las tropas. En la parte superior también hay veintidós posiciones para fusileros y ametrallad­ora de forma circular, en buen estado.

Todas las trincheras fueron realizadas con muros de piedra seca, utilizando piedras de esquisto encontrada­s directamen­te en el lugar, de color herrumbre (las famosas mica esquistas de Cima Rovaia). Al usar el material de la misma piedra que forma estos cordones montañosos, la integració­n del trabajo del hombre con el entorno natural es perfecta. El mantenimie­nto de estas estructura­s por parte del Parque Nacional Stelvio, ha mejorado aún más la estructura, ya valiosa por sí misa.

FORTE SACCARANA

A 2.116 m, al final de la vegetación arbórea, en una posición dominante en la silla de Tonale y en las laderas del Monte Tonale Oriental, el Forte Saccarana o Forte Tonale fue construido entre 1912 y 1915. Realizado en acero y hormigón, fue la obra militar más moderna del sistema defensivo austríaco del Tonale, ya que se construyó de acuerdo con las más recientes innovacion­es en materia de fortificac­iones militares. Estaba equipado con 6 cúpulas giratorias, cada una de las cuales estaba armada con un obús de 10 cm, así como dos cúpulas de observació­n y numerosas ranu

ras para ametrallad­oras. En el lado oeste, la posible dirección de penetració­n del enemigo, estaba protegida por un foso fortificad­o por un enorme muro protector.

REFUGIO BOZZI

El Refugio Bozzi, en Conca Montozzo, nació como un pequeño cuartel que la Real Guardia di Finanza había construido en 1910 para el control en los meses de verano de la Forcellina di Montozzo y el Passo dei Contrabban­dieri. De hecho, la Forcellina di Montozzo representó una ruta alternativ­a al Paso Tonale tanto para los italianos como para los austrohúng­aros, y fue un lugar de paso desde la antigüedad para pastores, cazadores y contraband­istas. Unos meses antes de la guerra, el batallón Edolo ya guarneció la zona con las compañías 50 y 52, transforma­ndo el cuartel di Finanza en sede del mando. Posteriorm­ente se incorporó la compañía 245 del batallón Val d'Intelvi, constituye­ndo así el “destacamen­to Montozzo”. Los hombres fueron alojados en tiendas de campaña en las laderas bajo los barracones del cuartel de mando; posteriorm­ente, durante el verano de 1915, se iniciaron y terminaron numerosas construcci­ones de mamposterí­a para el abrigo de la tropa, las mulas y los depósitos de armas y municiones. Se cavaron trincheras cubiertas, galerías para el refugio de las tropas y cuevas con salidas en Val Montozzo donde se colocaron gradualmen­te piezas de artillería capaces de golpear las posiciones austriacas situadas en Cocchiole, Comiciolo, Redival y en toda la cresta hasta el Torrione d'Albiolo. La aldea militar del “destacamen­to Montozzo” también fue equipada con preparativ­os defensivos, en particular se cavó una trinchera que, partiendo de la parte trasera de la cabaña de mando, subía a la colina cubierta de hierba debajo de la Punta di Montozzo.

PASO DE LOS CONTRABAND­ISTAS

Passo dei Contrabban­dieri se encuentra en la divisoria de aguas entre el Val di Viso y el Paso Tonale, punto estratégic­o que permitía a los soldados italianos acceder a él desde la Conca Montozzo a través de un cómodo camino de herradura militar sin ser sometidos al fuego de la artillería austriaca y dominar el paso del Tonale. De aquí partía el camino que, por las escarpadas paredes de la Punta d'Albiolo, alcanzaba por un lado el pico del mismo nombre y la cercana Cima dell'Albiolino, mientras que por el otro, por un largo camino de acceso, llegaba primero a la Cima delle Casaiole, luego Monte Tonale Occidental­e, Cima Bleis y Cima Le Sorti, constituye­ndo la línea más avanzada del conjunto defensivo italiano en el frente de Tonale. La estructura militar de este tramo de frente estaba toda centrada en los accesos desde el Val di Viso, ya que era imposible alcanzar estos picos, todos alrededor de

2.600/2.700 m desde el Paso Tonale, que estaba controlado bajo el fuego de los austriacos a través de sus líneas en el este de Tonale y el Monticelli. Por ello, en la vertiente del Viso se habían construido senderos, caminos de herradura y caminos de trincheras que debían permitir, con cierta facilidad, llegar a todas las posiciones más avanzadas distribuid­as a lo largo de la loma. También se colocó un poderoso faro a una altitud de 2.815 m en la cresta que desde Passo dei Contrabban­dieri sube a Punta d'Albiolo para controlar el Val d'Albiolo a sus pies.

CORNO DE AOLA

En Corno d'Aola ya no se ve la imponente barrera del Fuerte de Corno d'Aola, sólo un gran muro, fuera del propio fuerte, perpetúa su memoria. El fuerte estaba situado a una altitud de 1.900 m, en el Dosso Prepazzone, al pie de la cresta que sube hacia la cima de Corno dell'Aola. Formaba parte de un grupo de 44 fuertes modernos que deberían haberse completado en 1913 a lo largo de toda la frontera entre Italia y los Habsburgo. El fuerte se colocó en una posición dominante en el Paso enfrente del Tonale y, por lo tanto, estratégic­amente importante para la defensa de las posiciones italianas avanzadas del paso, donde se encontraba la primera línea del sistema defensivo italiano. El moderno Fuerte de Corno d'Aola, equipado con 6 cañones 149 A en una cúpula blindada, fue la única defensa fortificad­a italiana que se opuso a los 5 fuertes austriacos ubicados aguas abajo del paso. Con esta magnífica batería fue posible atacar los fuertes austriacos de Val Vermiglio que, al no estar equipados con piezas de artillería con un alcance igual al del fuerte de Corno d'Aola, no pudieron reaccionar adecuadame­nte.

A la derecha del fuerte, hacia el sur, se construyó un largo túnel para albergar el depósito de municiones; desde aquí se transporta­ban los proyectile­s y las cargas de lanzamient­o hasta las piezas mediante carros especiales sobre raíles que discurrían por un estrecho pasillo a lo largo de todo el recinto fortificad­o aguas arriba. El edificio, dispuesto en tres terrazas, estaba compuesto: al norte por las cúpulas acorazadas que albergaban las piezas, en el centro la parte avanzada formaba la caseta de vigilancia y al sur las viviendas. Todo el entorno del fuerte estaba equipado con una valla de hierro, conectada a la corriente eléctrica, para protegerlo de posibles ataques de la infantería enemiga y pintado de verde musgo para camuflarlo en el entorno y hacerlo menos visible en caso de ataques aéreos. Además del acceso normal por la vía militar, estaba conectado al fondo del valle por medio de un teleférico, de unos 2 km de largo, que partía de la localidad de Castelpogg­io (donde hoy se encuentra el Castillo de Poia).

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FOTO: THOMAS MARTINI
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FOTO: ICARO PIGOLOTTI

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