Trail Run

Donde la montaña te pone en tu sitio

- POR: CRISTOFER CLEMENTE. FOTOS: @ORIOL_BATISTA Y @DANISPEEDY

Cristofer Clemente nos cuenta su paso por la carrera del grupo IRONMAN® donde tenía una cuenta pendiente del año pasado. El corredor gomera, que este año se incorporó al equipo HOKA, terminó en cuarta posición en una prueba que supone todo un reto montañero para él, ya que el recorrido supera en más de una ocasión los 2000 metros de altitud. Satisfecho con su carrera pone el foco a partir de ahora en la TDS® del UTMB® Mont-Blanc.

Mi zona de juego tiene como punto más alto los 1487 metros del Alto de Garajonay. Acumulo desnivel en la isla de La Gomera subiendo y bajando barrancos. La superficie total es 378 km2; no diré que me la conozco al dedillo, pero casi. Les pongo estos datos para que se hagan una idea de cómo pueden llegar a ser mis entrenamie­ntos en la isla y cómo salgo de mi zona de confort una vez cojo un avión y salto a la Península a participar en algunas de las carreras más importante­s del mundo. Una comparativ­a que en este caso hago con mi última competició­n, la Trail 100 Andorra by UTMB®, donde este año volví para poder mejorar mi tiempo y mis sensacione­s de carrera. Lo primero lo hice porque el recorrido fue más corto que en la edición anterior (de los 125 kilómetros y 8.810 metros de desnivel positivo de 2021 se ha pasado a 105 kilómetros y 6900 metros positivos), y lo segundo, lo segundo también. Aunque es cierto que no mejoré la posición, eso hubiera significad­o haber ganado Trail 100 Andorra by UTMB® 2022, pero esta vez no pudo ser y me quedé con la medalla de chocolate. Pero esto ustedes ya lo saben.

A lo que iba, el Principado de Andorra tiene una superficie de 468 km2 y su punto más alto es el Comapedros­a con 2.942 metros, que pasamos en los primeros kilómetros de carrera, todo un desafío desde el principio.

Para mí ya es un reto correr a esa altitud, ya que son muchas las ocasiones en la que se corre en la Trail 100 Andorra by UTMB® por encima de los 2.000 metros; estamos hablando de más del dóble de lo yo puedo llegar a entrenar en La Gomera de media, que suele ser 900 metros de altitud teniendo en cuenta esos casi 1500 del Alto de Garajonay.

Durante la prueba no sólo se pasa por el Comapedros­a, también por la Collada Pessos a 2828 metros, el Pic de Maià a 2615m, el Coll d‘Arenes a 2538m o el Grau Roig a 2100m. Un reto montañero no sólo por la altitud que se alcanza en muchas ocasiones, sino también por el tipo de recorrido que nos encontramo­s, especialme­nte cuando se nos hace de noche y no podemos relajarnos. Hay que poner todos los sentidos y demostrar destreza si no

quieres tropezar dos veces en la misma piedra, como me pasó a mí de nuevo este año bajando de la Collada Pessos para llegar a Grau Roig; y es que “el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”, que se dice.

Para mí, que he vuelto a esta carrera un año más, me parece muy diferente a cualquier otra prueba. No conozco lugar en los Pirineos ni en los Alpes donde se nos presente unas cuestas tan largas e inclinadas, donde la montaña te pone en tu sitio.

El uso de bastones ha sido clave y creo que debería ser material obligatori­o en este tipo de pruebas de ultra distancia, ya que sí o sí te hacen falta. Claro, primero hay que entrenar con ellos. Como lo es también entrenar lo que se va a comer, los entrenamie­ntos nocturnos. Intento hacer una buena planificac­ión en estas carreras tan largas y escuchar a mi cuerpo, llevar una alimentaci­ón adecuada, lo más limpia posible, evitando procesados y bebiendo mucha agua y dedicar tiempo al descanso. Y comparto con Yaisa, mi mujer, esos entrenamie­ntos donde ella me hace la asistencia, como luego pasará en competició­n.

Pero volvamos al Principado. Correr por Andorra es un regalo a los ojos, con su mar de nubes en lo alto de la montaña, encontrart­e con cascadas de agua en algunas partes del recorrido, bosques interminab­les, cruzar el mayor puente tibetano de Europa -por cierto, no apto para personas con vértigo-, o coronar el Comapedros­a, levantar la vista -sí, aunque vayamos a todo lo que damos, a veces hay que permitirse esa licencia unos segundos-, y ver casi todo el país. Cuando empecé a correr y competir en carreras de montaña, nunca me hubiera imaginado que viajaría tanto y recorrería paisajes tan bonitos. Es una prueba y un recorrido que tiene premio para los sentidos.

Algunos os preguntaré­is por qué volvemos a las carreras, mas cuando por ejemplo hemos hecho podio. Yo tenía una cuenta pendiente con Trail 100 Andorra by UTMB®. Sí, el año pasado fuí segundo y eso que me costó más de 22 horas terminarla pero no estaba del todo al 100% y mis sensacione­s no fueron las mejores. Este año, con el objetivo puesto en la TDS® y conociendo el recorrido, quise ponerme de nuevo el dorsal y hacer un buen papel y terminar con un buen disfrute. No estuvo fácil con Zach Miller, Sebastian Krogvi e Ionel Cristian Manole. Los tres salieron muy fuertes y vi desde el principio que no sería fácil colarme en el podio. Me propuse hacer mi carrera, controlar los tiempos marcados en cada uno de los avituallam­ientos y terminarla bien, intentando no tener graves percances que posteriorm­ente me hipotecará­n el resto de temporada. Como les he dicho terminé cuarto, con la medalla de chocolate, y a más de una hora del americano ( hice 15 horas, 15 minutos y 34 segundo). Y es que bien nos lo avisó el jueves previo a la salida durante la presentaci­ón, llevaba unas semanas entrenando por Andorra y su objetivo era claro, ganar, luchar por la victoria. Y ya saben ustedes y lo hemos visto en muchas carreras, como pasó en Penyagolos­a en 2018, cuando coincidí con Zach, marcar un ritmo muy fuerte desde el inicio, y si sale, pues te llevas la primera posición, y si no, pues “petas”. Y esta vez le salió muy bien, creo que algo está cambiando en los americanos y nos

van a dar más de una sorpresa por las carreras europeas. Este año el nivel de 100 Andorra by UTMB® ha sido alto, ninguno de los 3 corredores que hicieron podio estaban cojos. Vivimos una disputa muy bonita de la carrera y segurament­e el año que viene habrá un elenco mejor. Yo tuve un día duro con varios percances, pero aún sufriendo un poco, lo gocé mucho. Para mí Trail 100 Andorra by UTMB® es un desafío en mayúsculo, tiene un recorrido espectacul­ar de pura montaña. Les invito a que la descubran y comprueben ustedes mismos porque creo que la montaña habla por sí sola.

La verdad que escribió estas líneas y ya me veo en la línea de la tercera edición. Pero antes, antes toca ponerme de nuevo el dorsal en la TDS® de UTMB® Mont-Blanc. Amigos, si están ustedes en agosto por Chamonix, allí les veo. No dejen de saludar y animar, son energía pura para seguir con nuestros retos.

¡Ah! No me olvido de los días posteriore­s al Trail 100 Andorra by UTMB®, aprovechan­do el viaje largo que hicimos desde La Gomera y que pudimos rascar unos días de vacaciones a finales de junio -el verano es temporada alta para mí en el bar, ya se pueden ustedes imaginar-, disfruté mucho con mi mujer y mis hijos por el Principado, un paraíso para las actividade­s outdoor y en familia. Lo siguiente será ir en invierno a esquiar ¿qué opinan? Paso palabra.

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