Trail Run

¿Tiene sentido?

- POR: ANNA COMET

Antes que nada, os aviso, en este articulo no vais a encontrar mucho trail esta vez. O no, al menos, lo que entendemos directamen­te como trail, pero he creide-y permitidme esta licencia-que era necesario tratar el tema de la politica de embarazo que ha publicado UTMB desde otro enfoque. Ahora que ya os he advertido, al seguís con ganas de leerme, Allá vamost

Desde los ancestros, una cosa tan natural como tener hijos se ha tratado como un tema tabú. Todo lo que lo rodea: las relaciones sexuales, el embarazo, el parto, el postparto… todos estos aspectos, cada uno a su manera, se han visto rodeados de creencias fundadas en la desinforma­ción y en la ignorancia. Esto nos ha llevado, como sociedad, a una serie de prejuicios muy arraigados y que pocas personas se han cuestionad­o si su razón de ser es válida o no.

Por esta razón, ver a una mujer con una gran barriga de un embarazo avanzado corriendo o a una mujer dando el pecho en medio de una ultra a su bebé de meses, por citar dos ejemplos, está mal visto y son acciones susceptibl­es de ser muy criticadas y ampliament­e opinables, exponiendo y defendiend­o unas razones sin una base científica que las sostenga. Porque, si nos ceñimos a la ciencia, se está evidencian­do que ninguno de estos dos ejemplos tienen nada de malo, ni para la mujer, ni para el bebé – siempre y cuando, claro está, que todo ello se haga bajo una supervisió­n médica y con seguridad.

Se ha comprobado que realizar ejercicio durante el embarazo es absolutame­nte compatible con esta situación. Es evidente que hay que adaptar este ejercicio y tomar algunas precaucion­es, pero incluso se ha evidenciad­o que una madre gestante activa beneficia el desarrollo del feto a diferentes niveles. También, se ha comprobado que amamantar a los hijos durante la práctica deportiva no tiene ningún riesgo ni para la madre ni para el bebé.

Se ha demostrado que volver a la competició­n tras un proceso de embarazo, parto y postparto es seguro y que, lejos de perder la forma, las mujeres que han dado a luz, acostumbra­n a conseguir los mejores resultados de su carrera deportiva tras un embarazo.

Muchas veces las críticas que más duelen y que impactan en la mujer con una carga emocional y psicológic­a enorme, a menudo complicado de soportar, son todos aquellos prejuicios relacionad­os con el cuidado de los hijos. El hecho de dedicar tiempo a los entrenamie­ntos o de ausentarse unos días porque se marcha a competir. Actualment­e - ¡sí, todavía actualment­e! A mí también me sorprende – cae sobre la mujer una carga emocional muy fuerte en este aspecto. Queda camuflado, pero es mucho más potente y sufrido que todos los demás porque entra en el terreno de juego la culpa. La culpa por dedicar tiempo a otras cosas que no sean los hijos.

Pero, démosle la vuelta. Que los hijos entiendan que “mamá” tiene su espacio para entrenar, que se marcha unos días y se quedan con "papá” o con los abuelos, puede ser una forma de educarles en el valor de la igualdad y, sobre todo, del respeto hacia la madre que también tiene el derecho de hacer aquellas cosas que le gustan, aparte de cumplir con todos sus deberes, que, excepto en casos aislados, cumple a rajatabla en su día a día.

Unos hijos que crezcan con esta naturalida­d ya no se van a plantear en un futuro ninguno de estos prejuicios.

Hablemos de los padres

Si queremos igualdad de trato, tiene que haber por todas partes. Lo que no podemos hacer es cerrarnos en banda e intentar cambiar conceptos muy arraigados sin implicarno­s y beneficiar­nos todas las partes.

Si queremos que el sexo masculino se involucre en el proceso de la gestación y formación de la familia, debemos darles también unos derechos y unas facilidade­s para que la conciliaci­ón – después del parto – sea repartida. Si únicamente ponemos el foco en la mujer nos seguimos equivocand­o y nosotras mismas fomentamos que siga habiendo una brecha que seguiremos alimentand­o y viendo como crece.

Las parejas de la mujer gestante o aquellas familias que se involucran en una adopción deben estar contemplad­as en estas peticiones para que los tabús se rompan, podamos avanzar y dejemos de hablar de estos temas con motivo de queja, de demanda y de peticiones. Y empecemos a hacerlo de forma naturaliza­da y como parte del proceso vital de las personas, seamos deportista­s, en nuestro caso, o no.

La compatibil­idad es una realidad

Lo he tratado de puntillas en el inicio del artículo, la compatibil­idad, no es que sea posible tal y como la mayoría de personas lo conciben, la compatibil­idad de vida familiar y deporte – al nivel que sea – es una realidad en la actualidad.

Cierto es que las generacion­es futuras deberían tenerlo más fácil porque se están dedicando muchos esfuerzos a que la sociedad abra la mente y dejemos atrás todo lo que nos frena para convertir esta compatibil­idad en algo natural y no en algo excepciona­l.

Que nos traten de superheroí­nas, a todas las deportista­s que somos madres, está muy bien para alimentar el ego personal – y se agradece que nos valoren el esfuerzo, porque os puedo asegurar que es grande – pero el día en que sea una normalidad y no se tenga que hablar de ello, habremos conseguido una gran quimera.

Avanzamos… y esto es positivo

¿Y por qué os pego este rollo feminista? Os preguntaré­is… Pues porque no puedo pasar por alto la nueva política de igualdad de UTMB de la que ya se ha hablado ampliament­e en los diferentes medios. Os hablo de ella desde sus entrañas. Como bien sabéis, se ha creado una asociación de atletas profesiona­les de este deporte: Pro Trail Runners. Dentro de esta asociación se han creado diferentes grupos de trabajo para velar por los derechos de los corredores – evidenteme­nte profesiona­les, pero que muchas de las luchas que se entablan van a beneficiar a todo el colectivo que practica este deporte. Entre estos grupos está el de “Women Equality” del cual formo parte. Es un grupo formado por mujeres, algunas madres y otras que no lo son todavía y otras que, a lo mejor, no lo serán jamás. Trabajamos para que la mujer pueda realizar este deporte de forma justa y segura. Es evidente que la igualdad entre géneros es un espejismo absurdo al que no hay que aspirar. Somos distintos a nivel fisiológic­o y biológico. Pero sí que es posible luchar y trabajar para que todos los tabús, con los que os he ametrallad­o durante gran parte de este artículo, se vayan rompiendo y llegue esta naturalida­d que tanto anhelamos.

Nos guste o no, UTMB es quien tiene la sartén por el mango. Todo corredor – permitidme que no me ponga pesada con lo de corredor/a… se sobreentie­nde, ¿verdad? – quiere estar en Chamonix y en muchas de las carreras que han ido absorbiend­o. Es una organizaci­ón que tiene mucho poder porque está reinando en la ley de la oferta y de la demanda, así que conseguir avances en sus políticas es un paso de gigante porque va a crear precedente­s. Se ha conseguido que tanto mujeres embarazada­s, como las parejas, como aquellas familias que están adoptando un hijo, como aquellas familias que han concebido durante los seis meses antes de la competició­n, no pierdan las inscripcio­nes, ni la plaza que hayan podido adquirir mediante sorteo o puedan recuperar el dinero. En las carreras que se entra por sorteo estos derechos son de hasta cinco años para las mujeres gestantes y de hasta dos para el resto de los implicados y en las carreras sin sorteo es de dos años para las mujeres gestantes y de uno para el resto.

Es cierto que este ha sido un gran paso, pero como buenos deportista­s de fondo, no tenemos suficiente y estamos buscando ir más allá.

El siguiente eslabón pasa por la congelació­n del índice de puntos para acceder a estas competicio­nes. Todos sabemos lo que cuesta conseguirl­os, no es justo tener que escoger entre crear una familia o poder participar en las competicio­nes.

La petición desde el grupo Women Equality es de tres años de congelació­n de este índice. Desde UTMB se están mostrando bastante receptivos en la mayoría de las peticiones porque son coherentes y basadas en ejemplos de otros deportes que nos llevan unos años de ventaja y experienci­a.

No hay decisiones perfectas, ni al gusto de todo el mundo, pero el hecho de que existan decisiones ya nos ayuda a seguir avanzando.

Siempre os lo digo, nuestro deporte es joven y debe madurar, pero cada día estamos más cerca de abandonar su adolescenc­ia.

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